La Corte anuló por fallos formales, sin pronunciarse sobre el fondo del caso
La Suprema Corte de Justicia (SCJ) dejó claro que su reciente fallo sobre el caso del exjuez Francisco Rodríguez Consoró no implica su reintegro al Poder Judicial. Lo que hizo la Tercera Sala fue anular una sentencia anterior por fallos formales, lo que obliga a que el caso vuelva a conocerse desde cero, pero sin tocar el fondo del asunto.
El tribunal emitió la sentencia SCJ-TS-25-1780 el pasado 30 de junio de 2025. En ella no se evaluó si Rodríguez Consoró es culpable o inocente de las faltas disciplinarias que le imputa el Consejo del Poder Judicial.
Tampoco se analizó si su destitución fue justa o no. Simplemente, la SCJ encontró errores de procedimiento en la decisión del Tribunal Superior Administrativo (TSA), que había rechazado una demanda del exjuez.
Rodríguez Consoró había acudido al TSA buscando que se anulara la resolución del Consejo del Poder Judicial que lo destituyó por alegadas faltas graves cometidas durante su función como juez del Noveno Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional.
Según lo establecido en la nueva Ley de Casación (núm. 2-23), antes de que la Suprema Corte entre a valorar el fondo de un caso, debe revisar si existen fallos formales en el proceso. En este caso, los vicios fueron suficientes para invalidar la sentencia recurrida.
Por tanto, la anulación dispuesta por la SCJ no exonera ni absuelve al exjuez, ni tampoco revoca su destitución. Lo que hace es abrir la puerta para que el Tribunal Superior Administrativo conozca de nuevo, esta vez correctamente, la demanda interpuesta por Rodríguez Consoró.
Esto significa que el proceso vuelve a su punto de partida, sin que haya una decisión firme sobre la legalidad o no de la destitución. En otras palabras: Rodríguez Consoró sigue fuera del Poder Judicial hasta tanto el TSA se pronuncie nuevamente y, eventualmente, se agoten las instancias correspondientes.
La sentencia tampoco debe interpretarse como un revés para el Consejo del Poder Judicial, sino como un llamado de atención sobre la necesidad de respetar los procedimientos. El caso, en lo esencial, sigue abierto.