El vicepresidente de Recursos Humanos murió de forma repentina a los 73 años
La Romana. – Eladio Uribe no era solo un alto ejecutivo: era una de esas personas que dejan huella. La empresa Central Romana Corporation confirmó su fallecimiento repentino —por causa súbita— a los 73 años, dejando un vacío profundo en la organización y en el entorno empresarial dominicano.
Durante casi 25 años, Uribe fue la cabeza del área de Recursos Humanos del Central Romana, donde no solo diseñó políticas, sino que cultivó una cultura organizacional basada en el respeto, la colaboración y el desarrollo humano. La noticia de su muerte sacudió a colegas, amigos y exalumnos que lo conocieron tanto en la empresa como en su rol de educador y conferencista.
Barahonero de nacimiento, Uribe fue un apasionado del pensamiento crítico y la formación desde joven. Participó activamente en el Movimiento Cultural Universitario (MCU) y formó parte de la Rondalla Universitaria de la UASD, donde también se graduó en Administración de Empresas. Más adelante obtuvo una maestría en Alta Gerencia en la Universidad de Quebec, en Montreal, Canadá. Pero su vida no se redujo a títulos. Uribe convirtió su experiencia en una plataforma para compartir, enseñar y transformar.
Impartió clases, dictó charlas, escribió libros sobre desarrollo personal y dejó ideas que resonaron más allá del aula. Fue un profesional con una visión clara del rol humano dentro de las estructuras empresariales, y eso lo llevó a ocupar cargos de peso en distintas instituciones.
Fue vicepresidente de la Confederación Patronal de la República Dominicana (COPARDOM), miembro de la Comisión Técnica para la Reforma Educativa de la Policía, y presidente tanto de la Asociación Dominicana de Administradores de Gestión Humana (ADOARH) como de la Federación Interamericana de Asociaciones de Gestión Humana (FIDAGH).
Central Romana, en un comunicado interno enviado a su equipo, expresó: “Durante casi 25 años dedicados al Central Romana, su visión para el trabajo en conjunto y don de gente transformaron positivamente la ejecución de la cultura laboral en la compañía”. En la misma nota, la empresa extendió sus condolencias a la familia y al equipo que trabajó bajo su liderazgo.
Quienes lo conocieron destacan su estilo sobrio, firme pero cercano. Su compromiso con el desarrollo humano fue constante, sin necesidad de protagonismo. Tenía la capacidad de hablar con autoridad, pero también de escuchar con atención. Era un ejecutivo, sí, pero también un maestro, un mentor, un compañero.
Los detalles sobre sus honras fúnebres serán informados próximamente por su familia.
Eladio Uribe deja más que un cargo vacante: deja una herencia de trabajo ético, pensamiento crítico y humanismo empresarial. Su partida deja una ausencia que no se llenará fácilmente, pero también una historia profesional y personal que vale la pena recordar.