Tensión máxima. Irán asegura estar preparado para un nuevo conflicto “en cualquier momento”.
La frágil calma entre Irán e Israel podría romperse en cualquier momento. Tras el tenso "alto el fuego" que detuvo los ataques de la llamada Guerra de los Doce Días, las autoridades iraníes han vuelto a subir el tono, advirtiendo que un nuevo conflicto podría estallar sin previo aviso.
Estas declaraciones llegan dos meses después de que los ataques cruzados dejaran un saldo trágico: más de 1,000 muertes en territorio iraní y cerca de 30 en Israel.
El vicepresidente primero de Irán, Mohamed Reza Aref, dejó clara la posición de su país en declaraciones recogidas por la agencia de noticias Mehr y reproduce Europa Press.
“No estamos en un alto el fuego, sino en un estado de cese del fuego, por lo que estamos preparados para enfrentarnos al enemigo en cualquier momento”, afirmó Aref.
La diferencia, aunque sutil, es crucial: un alto el fuego implica un acuerdo formal y duradero, mientras que un cese del fuego es una pausa temporal y precaria.
El conflicto se desató el 13 de junio, cuando Israel lanzó una ofensiva militar contra Irán. La respuesta iraní fue inmediata, con el lanzamiento de misiles y drones hacia territorio israelí.
La escalada se intensificó el 22 de junio, cuando Estados Unidos se unió a la acción, bombardeando tres instalaciones nucleares en Irán. Aunque las hostilidades se detuvieron el 24 de junio, la tensión en la región sigue siendo palpable.
A pesar de la retórica desafiante, Aref también intentó moderar el discurso, señalando que la estrategia de Teherán es la de resolver los problemas mediante negociaciones. Sin embargo, mostró su escepticismo sobre la voluntad de la otra parte.
“No buscamos una guerra, pero nuestra estrategia es que si inician una guerra, nosotros le pondremos fin”, concluyó.
La situación es una bomba de tiempo en Medio Oriente. Las declaraciones iraníes sugieren que el país no se fía de la tregua actual y mantiene sus fuerzas listas para una posible reanudación del conflicto.
La región, ya de por sí inestable, queda a la espera de un movimiento que pueda desatar un nuevo ciclo de violencia a gran escala, con consecuencias imprevisibles para la paz mundial.