Una menor de siete años murió tras ser víctima de una brutal golpiza y tortura.
La Policía Nacional ha capturado a una pareja en el sector Los Guandules, Distrito Nacional, acusada de la muerte de una niña de siete años. Se informó que el cuerpo de la menor presentaba signos de un maltrato atroz, con múltiples golpes, quemaduras y laceraciones que conmocionaron a los investigadores.
Los detenidos han sido identificados como Yokeiry Coronado de la Cruz, de 33 años y tutora de la niña, y su pareja, Jeider Montero Medina, de 36. Según el informe preliminar, la madre biológica había entregado la custodia de la pequeña a Coronado de la Cruz hace aproximadamente cinco meses. Lo que siguió fue un calvario de sufrimiento que culminó en tragedia.
El médico legista que realizó el levantamiento del cadáver no dejó lugar a dudas. El informe preliminar certifica que la causa de muerte fue, sin más, maltrato infantil. El cuerpo de la niña era un mapa de dolor: golpes contusos, quemaduras y laceraciones por todo el cuerpo. Una evidencia muda pero contundente de la barbarie que sufrió.
Durante los interrogatorios, Montero Medina, en un intento de culpar a su pareja, declaró que Yokeiry había empezado a maltratar a la menor hace unos dos meses y medio, y que la violencia era cada vez más severa.
En tanto, la versión de los vecinos respalda un ambiente de sospecha. Relataron a las autoridades que la tutora no dejaba que nadie viera a la niña en los días previos al trágico desenlace, lo que ya les había parecido una actitud extraña.
Los agentes de Homicidios, en coordinación con el Ministerio Público, han recabado diversas evidencias cruciales para el caso, incluyendo información de teléfonos celulares de la pareja.
Las pruebas apuntan a un patrón de violencia progresiva, una situación que, para la menor, se convirtió en una trampa mortal.
El cuerpo de la niña ha sido trasladado al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) para una autopsia más detallada que confirme la magnitud del horror.
Mientras tanto, Yokeiry Coronado de la Cruz y Jeider Montero Medina han sido puestos bajo la custodia del Ministerio Público, a la espera de que la justicia determine su destino.
La brutalidad del crimen ha dejado una profunda herida en la comunidad, que ahora clama por una condena ejemplar.