Las elecciones de este domingo podrían cerrar la era del MAS y abrir un nuevo ciclo
Bolivia enfrenta este domingo una jornada electoral que promete ser decisiva. El país vota para elegir presidente y renovar la Asamblea Legislativa, en un ambiente marcado por el desgaste del Movimiento al Socialismo (MAS) y las divisiones internas que arrastran desde la ruptura entre Evo Morales y Luis Arce.
Son ocho los aspirantes en la boleta, todos hombres, con un panorama político que luce irreconocible respecto a los tiempos de hegemonía del MAS. El actual presidente, Luis Arce, sorprendió en mayo al renunciar a la reelección, argumentando que no quería convertirse en un “factor de división” frente a una derecha en ascenso. Su decisión dejó al oficialismo huérfano de liderazgo claro y fracturado en dos bandos irreconciliables.
La tensión estalló meses después, cuando un intento de golpe militar en junio exhibió la fragilidad del sistema político. Morales denunció entonces un “autogolpe”, aunque sin pruebas, y desde ese episodio la confrontación interna escaló. Arce terminó respaldando a su exministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, como candidato oficial, mientras Morales llamó directamente a votar nulo, convencido de que esa sería su “victoria moral”.
Dos conservadores al frente de las encuestas
Con este escenario, la izquierda llega debilitada a los comicios y las encuestas lo reflejan. Eduardo del Castillo apenas logra cifras testimoniales, mientras que la batalla real se concentra entre Samuel Doria Medina, empresario con larga trayectoria electoral, y Jorge “Tuto” Quiroga, expresidente interino a comienzos de los 2000.
Ambos rondan el 20 % de intención de voto, con una ligera ventaja para Doria Medina. El resultado augura una segunda vuelta el 19 de octubre, una novedad desde la Constitución de 2009, que estableció esta fase final si ningún candidato supera la mitad de los votos o el 40 % con diez puntos de ventaja.
La opción más visible de la izquierda fuera del MAS es Andrónico Rodríguez, presidente del Senado, quien decidió competir por la Alianza Popular. Con 36 años y un perfil joven, parecía una alternativa fresca, pero su apoyo se ha desplomado por debajo del 10 %. Sus llamados a la unidad no han logrado contrarrestar el peso del voto nulo que impulsa Morales, que algunas proyecciones sitúan en torno al 14 %.
A esto se suma un alto nivel de indecisión y voto en blanco: casi un tercio del electorado aún no muestra preferencia clara.
Desafíos en el horizonte
Luis Arce ha prometido entregar el poder “sin importar quién gane”, reivindicando su papel como garante de estabilidad en medio de la tormenta política. Sin embargo, el próximo presidente hereda un país golpeado: casi la mitad de los niños vive en pobreza, el crecimiento económico en 2024 fue de apenas 0,73 % y la inflación rozó el 10 %.
De la “locomotora económica de Sudamérica” solo queda el recuerdo. Bolivia entra a las urnas con la sensación de que este domingo no solo se vota por un presidente, sino por el rumbo de un país que busca sacudirse dos décadas de un mismo proyecto político. Con datos de Europa Press