Mientras las autoridades rastrean a los pirómanos, el fuego sigue su avance implacable
La campaña de incendios forestales de este año ha dejado una cifra preocupante: 27 detenidos y 92 investigados por su presunta implicación en los fuegos que azotan el país. El Ministerio del Interior ha revelado estos datos, que abarcan desde el 1 de junio hasta el 16 de agosto, subrayando la intensa labor de las fuerzas de seguridad para dar con los responsables.
De acuerdo con el informe, la Guardia Civil ha llevado a cabo la mayor parte de las detenciones e investigaciones, con 20 arrestados y 85 investigados. Por su parte, la Policía Nacional ha detenido a 7 personas y ha investigado a otras 7.
Las citadas cifras reflejan el esfuerzo conjunto para perseguir a quienes, con intencionalidad o negligencia, inician las llamas que consumen miles de hectáreas y ponen en riesgo vidas.
Mientras las autoridades rastrean a los pirómanos, el fuego sigue su avance implacable. El noroeste de la península, especialmente las provincias de Ourense, Cáceres y León, es el epicentro de la devastación.
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El humo de los incendios ha teñido de gris el cielo y ha provocado un éxodo masivo de poblaciones, con miles de personas evacuadas que han tenido que dejar sus hogares a toda prisa.
La emergencia ha colapsado la infraestructura de transporte. El servicio de alta velocidad entre Madrid y Galicia, una arteria clave de comunicación, lleva suspendido por quinto día consecutivo, un signo de la magnitud de la crisis.
Además, numerosas carreteras permanecen cortadas, dificultando el acceso de los equipos de emergencia y la evacuación de los afectados.
En Extremadura, la situación se ha complicado de manera crítica. El incendio de Jarilla, en Cáceres, está "completamente desbocado" en su flanco norte, una situación que pone en jaque la labor de los bomberos y brigadas forestales. Por otro lado, Castilla y León enfrenta una de las peores emergencias de su historia reciente, con 27 incendios activos. Diez de estos focos han alcanzado el nivel máximo de gravedad (nivel 2), y otros siete están activos en diversos puntos, sumándose a los diez que se encuentran en nivel 1.
En Galicia, la destrucción es abrumadora. El fuego ya ha arrasado 50,000 hectáreas, una cifra que no deja de crecer. A pesar del incesante trabajo de los equipos de extinción, todavía hay 12 focos activos que no han podido ser controlados, todos ellos localizados en la provincia de Ourense, que continúa en situación de emergencia de nivel 2.
El incendio más grande y destructivo se ha desatado en Chandrexa de Queixa, un foco que mantiene en vilo a las autoridades y a la población.