Tragedia en una residencia de ancianos deja seis muertos y cinco heridos en Mirandela.
Una nueva tragedia sacude a Portugal, esta vez en una residencia de ancianos. Al menos seis personas de la tercera edad han muerto y otras cinco han sufrido heridas graves a causa de un incendio que se desató en la madrugada de este sábado en la localidad de Mirandela, en el norte del país.
El fuego, que comenzó alrededor de las 5:00 de la mañana, se habría originado en el colchón de una de las habitaciones del centro Bom Samaritano, según informaron las primeras investigaciones. Entre las víctimas fatales se encuentran los tres ocupantes de la habitación donde se cree que iniciaron las llamas, mientras que los otros tres ancianos fallecieron por problemas respiratorios debido a la intensa inhalación de humo. La residencia albergaba a cerca de 90 personas mayores.
Este lamentable suceso añade una capa de dolor a un momento ya crítico para Portugal, que en los últimos días ha visto cómo su territorio es devorado por una serie de incendios forestales sin precedentes.
El país se consume en llamas
Mientras la nación llora a sus ancianos, el paisaje portugués continúa consumiéndose. En apenas dos días, los incendios forestales han calcinado unas 64.000 hectáreas de monte, un dato que eleva la superficie total quemada en lo que va de año a más de 139.000 hectáreas. Esta cifra es un alarmante recordatorio de la severidad de la situación, ya que representa 17 veces más territorio quemado que en el mismo período del año 2024.
El Instituto de Conservación de la Naturaleza y de los Bosques (ICNF) reportó que solo entre el viernes y el sábado, el 46% de la superficie quemada en 2025 se perdió. La situación sigue siendo crítica, especialmente en el centro y norte del país, donde más de un centenar de municipios permanecen en alerta de riesgo máximo.
La emergencia de los incendios ya ha cobrado su primera víctima mortal: un antiguo dirigente local del concejo de Guarda, que colaboraba en las labores de extinción del fuego. Su muerte subraya el peligro que enfrentan no solo los profesionales, sino también los voluntarios que intentan contener las llamas.
Aunque no hay relación directa entre la tragedia en la residencia de Mirandela y la ola de incendios forestales, ambos eventos reflejan un país en estado de emergencia, enfrentando desastres que ponen a prueba su capacidad de respuesta y resiliencia.