El país suma más de 30 proyectos limpios y se propone llegar a 30 % en 2030
Santo Domingo.– La República Dominicana alcanzó un objetivo que hace apenas cuatro años parecía fuera de alcance: el 25 % de la electricidad que produce proviene ya de fuentes renovables. El dato no solo refuerza su compromiso con la sostenibilidad, sino que la coloca como referente regional en la transición energética.
El anuncio lo hizo Edward Veras, director ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía (CNE), quien atribuyó el logro a la rápida incorporación de más de 30 proyectos de generación limpia, financiados en su mayoría con capital privado y respaldados por políticas públicas que han allanado el camino.
“En 2021 parecía impensable cumplir esta meta, pero gracias a la inversión nacional e internacional, a la reducción de costos de tecnologías como los paneles solares y al trabajo coordinado de todo el sector eléctrico, hoy uno de cada cuatro kilovatios-hora que consumimos proviene de la solar, la eólica, la hidroeléctrica y la biomasa”, afirmó.
El avance no es aislado: responde a la hoja de ruta del Plan Energético Nacional, que plantea alcanzar un 30 % de generación renovable en 2030. Para ello, el país trabaja en integrar sistemas de almacenamiento a gran escala, clave para aprovechar la energía solar incluso de noche y reducir la dependencia de combustibles fósiles.
En una entrevista para el programa El Rumbo de la Mañana, transmitido por Rumba 98.5 FM, Veras destacó que el hito fortalece la seguridad energética, abre oportunidades de empleo y acerca al país a sus compromisos internacionales contra el cambio climático.
“Este 25 % es solo el comienzo. Estamos construyendo un sistema eléctrico más limpio, resiliente y competitivo, que traerá beneficios económicos y ambientales para toda la población”, sostuvo.
Con este paso, la República Dominicana se suma al grupo reducido de naciones del Caribe que han logrado integrar de forma significativa energías renovables en su matriz eléctrica, demostrando que la transición es posible cuando la inversión, la tecnología y las políticas públicas empujan en la misma dirección.