En el caso dominicano, hemos tenido gobernantes de todos los colores y tamaños.
Ningún gobierno en ninguna parte del planeta hace todo lo que debe hacer en favor de la población. Hace lo que puede de acuerdo a los recursos económicos que maneja, y si la corrupción eterna pasa solo como una brisa pasajera.
Por esto, los lideres políticos fuera de gobierno no deberían criticar tanto, más cuando ya pasaron y comprobaron que la realidad es muy distinta a la teoría.
Aunque concluyan sus mandatos como vulgares corruptos, violadores de disposiciones, negocios particulares y otras tantas ‘indelicadezas’, la gente supone siempre que los gobernantes llegan, anhelan y se esfuerzan por cumplir un mandato digno y que no manche sus nombres y apellidos.
Pero que va, amigos. Desde que llegan al poder se hacen de nuevos amigos y ‘amigas’, de funcionarios impreparados y serviles, de militares con ‘hojas deshonrosas’ y olvidan los principios y reglas de la democracia, cualquiera que sea esta.
Esto es lo que se ha visto siempre, con tan pocas excepciones que uno olvida dónde se dieron y cuáles fueron sus protagonistas.
En ocasiones también vemos que algunos construyen obras ostentosas, con préstamos absurdos, que a la larga solo benefician sus bolsillos y los de sus aliados mas cercanos, y no a las comunidades receptoras.
En el caso dominicano, hemos tenido gobernantes de todos los colores y tamaños, con muchos o pocos vicios, preparados e ignorantes, flacos y gordos, blancos, ‘indios’ y negros. Pero casi todos muy corruptos, corruptos o un poco corruptos. Casi todos.
Y hasta los pocos que no han tocado el dinero ajeno en el erario, sin querer o queriendo han permitido que otros lo hagan, o se han hecho de la ‘vista gorda’ por ‘delicadeza’.
En todo este entramado del diario vivir, el sector ‘Justicia’ se va a pasear y cuando se destapa la cacerola, lo que en ella existe es un caldo lleno de malos olores.
Por estas irregularidades oficiales, los pueblos dejan de tener educación y salud pública sólidas, economía sostenible y en desarrollo, agropecuaria vanguardista, y cubierto otros renglones que sí benefician a las colectividades.
Podría pensarse entonces que mientras más corrupción exista, menos desarrollo, progreso y democracia se verán en los pueblos.
Esta realidad la vimos ayer, la vemos hoy y probablemente la veremos mañana aquí y en muchos otros países, sin que los líderes opositores dejen de criticar al gobierno de turno, olvidando todo lo que ocurrió y permitieron en sus administraciones.
Durante los últimos cinco mandatos locales (Leonel, Hipólito, Leonel, Danilo y Abinader) hubo y hay actos de corrupción, aunque cualquiera de ellos lo niegue hoy y exija pruebas.
Los familiares, allegados y amigos de ellos que quedaron ricos no dejan mentir a quien ose decir o escribir estas cosas.