El cártel ajusta al alza su pronóstico de consumo global y recorta el suministro esperado de productores externos
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) elevó su estimación de demanda mundial de crudo para 2026, al tiempo que recortó ligeramente la previsión de producción de sus competidores.
En su boletín mensual de agosto, el organismo mantuvo sin cambios su pronóstico para este año, con un aumento de 1,3 millones de barriles diarios (mbd) que llevaría el consumo global a 105,14 mbd. Para 2026, la OPEP ahora espera una demanda de 106,52 mbd, 100.000 barriles más que en su cálculo anterior, lo que supone un crecimiento interanual de 1,38 mbd.
El ajuste al alza se apoya en una mejor perspectiva económica para países de la OCDE en América y Europa, así como para Oriente Medio y África. En los mercados desarrollados, el consumo crecería en 0,2 mbd, liderado por la región americana. Entre los países fuera de la OCDE, la previsión es de un alza de 1,2 mbd, con Asia Occidental, India y China a la cabeza.
En cuanto a la oferta, la OPEP calcula que en 2025 los países ajenos al acuerdo de cooperación con Rusia aumentarán su producción en 0,8 mbd, hasta 54 mbd, con Estados Unidos, Brasil, Canadá y Argentina como principales motores. La estimación para 2026 es de un incremento menor, de 0,6 mbd, hasta 54,7 mbd, cifra que supone una reducción de casi 100.000 barriles respecto al pronóstico anterior.
Sobre la economía mundial, el cártel mantiene su confianza en un crecimiento estable, respaldado por el buen desempeño del primer semestre de 2025. La previsión de expansión global para este año sube ligeramente al 3%, y la de 2026 se mantiene en 3,1%.
Por regiones, la OPEP revisó al alza el crecimiento esperado de Estados Unidos para 2025, hasta el 1,8%, aunque mantuvo en 2,1% el de 2026. La zona euro mejoraría al 1,2% en ambos años. Para China, la proyección sube al 4,8% en 2025 y se mantiene en 4,5% para el siguiente ejercicio.
La combinación de una demanda más robusta y una oferta externa algo más ajustada podría reforzar el papel de la OPEP en el equilibrio del mercado, en un contexto donde las proyecciones económicas apuntan a un ciclo de crecimiento moderado pero sostenido.