ADOCAMA y la comunidad de Santiago destacan su trayectoria y legado profesional
SANTIAGO, RD. – La comunidad agropecuaria de Santiago y gran parte del país lamenta el fallecimiento del ingeniero agrónomo Pedro Jaime Tió Brito, ocurrido el pasado 3 de agosto a los 73 años, tras enfrentar problemas de salud. Su partida deja un vacío profundo en el sector, donde se le reconoce como un profesional íntegro, innovador y comprometido con el desarrollo agrícola nacional.
Los restos de Tió Brito fueron sepultados en el Cementerio Fuente de Luz Memorial Park, en Santiago, en medio de expresiones de respeto y gratitud. Amigos, colegas y familiares lo describieron como un hombre de principios firmes, generoso y cercano, cuyo trabajo dejó huellas imborrables.
Le sobreviven su esposa, Fanny López de Tió; sus hijos Lina Griselda, Carlos José, Jaime Fidel, Pedro Jaime, Angélica, Marcia Natalia, Julio, Sarah Esther, Jacob y Ada Carolina; así como sus hermanos Pedro Lino, Rafael Tobías, Pedro Eliecer, Pedro Paulo y Lina Milagros.
La Asociación Dominicana de Comunicadores de la Agropecuaria y el Medio Ambiente (ADOCAMA), encabezada por su presidente, Miguel Nova, expresó su pesar y extendió condolencias a la familia. En un homenaje póstumo, la entidad resaltó su intachable trayectoria y sus cualidades humanas.
“Pedro Jaime fue un hermano solidario en extremo, un ejemplo de entrega y profesionalismo”, destacó Nova, quien recordó que Tió Brito fue el primero en implementar en el país el sistema de nivelación de terrenos con rayo láser, un avance tecnológico que marcó un antes y un después en la agricultura dominicana.
A lo largo de su carrera, recibió numerosos reconocimientos, entre ellos una placa como hijo distinguido del municipio de Mao, otorgada por el exalcalde Odalis Rodríguez; un homenaje de las viejas glorias del agro del noroeste y el reconocimiento del Instituto Agrario Dominicano (IAD), entregado por su presidente, Eligio Jáquez.
Su paso por la administración pública estuvo marcado por una gestión activa y de resultados. Ocupó cargos como gerente de comercialización del Instituto de Estabilización de Precios (Inespre), administrador de los proyectos Carbonera, Cerro Gordo y Jaibón, además de su labor en el proyecto La Cruz de Manzanillo. También fue gerente del IAD en Dajabón y administrador del proyecto La Finca Aguayo en San Francisco de Macorís, entre otras responsabilidades.
Con su fallecimiento, el país pierde a un innovador que dedicó su vida a modernizar y fortalecer la agropecuaria, dejando un legado de trabajo, ética y compromiso que será recordado por generaciones.