Un estudio reciente confirma el aumento de huracanes simultáneos y proyecta la continuidad de esta peligrosa tendencia.
El Atlántico Norte se prepara para lo que, según un nuevo estudio, es una tendencia cada vez más marcada: la aparición en cadena de huracanes. Este fenómeno, donde dos o más ciclones tropicales coinciden en la misma cuenca, no es nuevo; históricamente, solo el 40% de los ciclones se presentaban de forma aislada. Sin embargo, en las últimas décadas, el encadenamiento de estas tormentas se ha vuelto más frecuente en el Atlántico, una dinámica que, según los expertos, se intensificará en el futuro cercano.
Comprender la dinámica de estos grupos de ciclones tropicales es crucial para la gestión de riesgos costeros. Más allá del impacto individual de cada tormenta, su aparición consecutiva o simultánea puede generar daños desproporcionados, ya que las comunidades e infraestructuras apenas tienen tiempo para recuperarse de un golpe antes de que llegue el siguiente.
Un análisis minucioso de las observaciones históricas de ciclones tropicales, cuyos hallazgos se publican en la prestigiosa revista Nature Climate Change y recoge Europa Ptress, revela una tendencia preocupante. Mientras que la probabilidad de estos cúmulos disminuyó en el Pacífico Noroccidental, se disparó en la cuenca del Atlántico Norte.
Dazhi Xi, climatólogo de la Universidad de Hong Kong (HKU) y co-líder del estudio, explicó el enfoque de la investigación: "Intentamos desarrollar un marco probabilístico para entender esta tendencia". La pregunta central era si la formación de estos grupos era puramente casual o si existían factores más complejos.
Para la pregunta, los investigadores simularon la formación de estos cúmulos mediante modelos probabilísticos, considerando únicamente la frecuencia, duración y estacionalidad de las tormentas. La esperanza era desentrañar la razón de estos cambios en las últimas décadas.
Vínculos físicos más allá del azar
Sin embargo, el modelo probabilístico solo tuvo un éxito parcial. Hubo años en los que subestimó significativamente la probabilidad de los cúmulos de ciclones tropicales. Esto, según los investigadores, se debe a que algunas tormentas no coexisten solo por azar, sino que tienen vínculos físicos subyacentes que propician su formación simultánea o consecutiva.
Wen Zhou, climatólogo de la Universidad de Fudan y autor principal del estudio, ve un futuro prometedor para este modelo. "El modelo estadístico, que inicialmente había fallado, pronto se convertirá en una herramienta poderosa que permitirá distinguir los cúmulos de ciclones tropicales vinculados físicamente de aquellos que se forman por pura casualidad", afirmó.
En los años donde el modelo probabilístico no cuadraba, los autores notaron un patrón: las ondas de escala sinóptica, una especie de perturbaciones atmosféricas que actúan como "trenes" de mal tiempo, aumentaban la probabilidad de formación de estos cúmulos.
El estudio también desveló que el patrón de calentamiento global similar al fenómeno de La Niña —caracterizado por un calentamiento más lento en el Pacífico oriental comparado con el occidental— es la causa directa de los cambios observados en los "puntos calientes" de los cúmulos de ciclones tropicales.
"El patrón de calentamiento no solo modula la frecuencia de los ciclones tropicales en las cuencas del Atlántico Norte y el Pacífico Noroccidental, sino que también afecta la intensidad de las ondas de escala sinóptica, lo que en conjunto provoca el desplazamiento del punto caliente de los cúmulos de ciclones tropicales del Pacífico Noroccidental a la cuenca del Atlántico Norte", explicó Zheng-Hang Fu, estudiante de doctorado de la Universidad de Fudan y también co-líder del estudio.
Esta investigación no solo establece un modelo probabilístico de referencia para indagar en los eventos de cúmulos de ciclones tropicales, sino que también desentraña sus mecanismos físicos subyacentes. El marco no solo explica el ya observado desplazamiento de estos puntos de mayor actividad desde el Pacífico Noroccidental hacia el Atlántico Norte, sino que, además, ofrece una metodología adaptable a otras cuencas oceánicas alrededor del mundo, un avance crucial para la preparación y mitigación de desastres.