El IIBI y la Universidad ISA identifican 13 genotipos de alto valor exportabl
El ajo que se cultiva en Constanza podría estar a punto de dar un salto de parcela a laboratorio… y del laboratorio, al mundo. En un hallazgo que marca un antes y un después para la producción nacional de este cultivo, el Instituto de Innovación en Biotecnología e Industria (IIBI) y la Universidad ISA identificaron 13 genotipos de ajo con perfiles químicos de alto valor nutricional y farmacéutico, lo que abre la puerta a nuevas rutas de exportación y desarrollo agroindustrial.

El estudio, financiado por el Fondo Nacional de Innovación y Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDOCYT), permitió no solo caracterizar las variedades dominicanas —blancas y moradas— sino también detectar su potencial para convertirse en semillas libres de virus, estandarizadas y multiplicables a través de biotecnología. En otras palabras: ciencia aplicada con impacto directo en el campo.
“El ajo dominicano no solo es diverso; también posee genotipos con un alto potencial antioxidante. Esta información química es clave para guiar su multiplicación y conectarlo estratégicamente con la industria”, explicó el Dr. Esclaudys Pérez-González, investigador principal del proyecto.
Entre los compuestos analizados destacan la alicina, antioxidantes naturales, flavonoides, taninos y fenoles. En muchos casos, los niveles encontrados en las muestras criollas se acercan o superan estándares internacionales, lo que abre la posibilidad de desarrollar extractos, polvos y cápsulas nutracéuticas con sello dominicano.
El ingeniero Osmar Olivo, director del IIBI, lo resume con claridad: “Trabajamos con datos reales, con evidencia científica que se convierte en semillas sanas, procesos industriales estandarizados y nuevas oportunidades para el país”.
Y esas oportunidades son múltiples. Desde aumentar la rentabilidad de pequeños y medianos productores, al brindarles acceso a semillas certificadas, hasta ofrecer a la industria local ingredientes funcionales para panadería, salsas, suplementos alimenticios y snacks saludables. Pero también se traduce en algo aún más estratégico: el fortalecimiento de las capacidades científicas del país en biotecnología vegetal y análisis de alimentos.
El equipo responsable del estudio estuvo conformado por expertos del IIBI y la Universidad ISA: Esclaudys Pérez-González, Nelson Blanco-Rodríguez, Gacela Castillo-Morrobel, Atharva Rosa-de la Cruz, Julio Mejía-Brea, Yulisa Alcántara-Marte y Yanilka Alcántara-De Tejada, quienes trabajaron con muestras de ajo cultivadas en distintas localidades del país.
Este proyecto representa una muestra concreta del compromiso del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCYT) con el desarrollo del agro dominicano desde la ciencia, apostando por soluciones que combinan innovación, sostenibilidad y competitividad.
Desde ahora, el ajo dominicano tiene algo más que sabor: tiene respaldo científico.