Karol Nawrocki promete unidad nacional, pero marca distancia con Ucrania y Europa
Karol Nawrocki, un político independiente con pasado de boxeador y discurso afilado, asumió este miércoles la presidencia de Polonia con un mensaje cargado de símbolos, promesas de unidad interna un tono euroescéptico y nacionalista marcado por un eslogan que recuerda a Donald Trump: "Polonia primero, los polacos primero"
Su llegada al poder abre una nueva etapa en la política polaca, tras vencer en la segunda vuelta electoral con un ajustado 50,89% frente al liberal Rafal Trzaskowski, candidato de la gobernante Coalición Cívica.
Durante su juramentación en la Asamblea Nacional, Nawrocki afirmó que trabajará para "derribar los muros que separan a los polacos", con el objetivo de ser el presidente de "una sola Polonia".
Aunque no milita en ningún partido, Nawrocki cuenta con el respaldo explícito del Partido Ley y Justicia (PiS), la fuerza ultraconservadora que gobernó Polonia entre 2015 y 2023. Esa alianza ideológica se refleja en su discurso crítico hacia Bruselas, su desconfianza ante el papel de Ucrania en la región y su rechazo a una mayor integración europea.
En su intervención, Nawrocki prometió mantener el apoyo a Ucrania frente a la invasión rusa, pero también dejó claro que cuestionará los privilegios que, según él, han recibido los refugiados ucranianos en Polonia. "Los beneficios sociales deben ser, principalmente, para los polacos", reiteró.
Esa postura ya la había dejado clara en un video difundido en abril, donde criticó que los ciudadanos polacos estuvieran "haciendo fila junto a extranjeros" para recibir atención médica. En esa misma línea, acusó al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, de ser un "insolente" y denunció la falta de gratitud de Kiev hacia Varsovia. Además, se mostró abiertamente en contra de la adhesión de Ucrania a la OTAN.
Con 42 años, Nawrocki se convierte en el presidente más joven que ha tenido Polonia en las últimas décadas. Su ascenso se produce en un contexto de polarización social, desconfianza hacia las instituciones europeas y un sentimiento nacionalista que ha calado en buena parte del electorado, especialmente en las zonas rurales y del este del país.
El nuevo jefe de Estado inicia su mandato con la promesa de unificar al país, pero lo hace bajo una narrativa que genera tensiones dentro y fuera de Polonia. Su estilo directo, sus críticas abiertas a aliados históricos y su cercanía con sectores conservadores auguran un mandato cargado de fricciones.
El reto ahora será gobernar una Polonia dividida, bajo la sombra de un discurso que prioriza lo nacional frente a lo global. Con datos de Europa Press.