Sanidad atribuye el alza de fallecimientos a las altas temperaturas
España ha cerrado julio con una cifra alarmante: 1.060 personas fallecieron a causa del calor extremo, un 57 % más que en el mismo mes del año pasado. La mayoría de las víctimas eran personas mayores de 65 años, especialmente mujeres.
El dato fue publicado por el Ministerio de Sanidad a través de sus redes sociales, basándose en los registros del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo).
La ministra de Sanidad, Mónica García, advirtió que las altas temperaturas no solo son incómodas, sino que se han convertido en una amenaza directa a la salud pública. En declaraciones ofrecidas a Radio Nacional de España (RNE), recogidas por Europa Press, señaló que el calor es "uno de los factores de riesgo que más inciden actualmente en el aumento de la mortalidad".
Las consecuencias van más allá de los golpes de calor. El exceso de temperatura agrava enfermedades crónicas, respiratorias y cardiovasculares, sobre todo entre los mayores, personas con condiciones médicas previas y quienes viven solos o en condiciones precarias.
“Llevamos tiempo trabajando en campañas para concienciar sobre los riesgos de las olas de calor y la necesidad de protegerse, cuidar a los más vulnerables e hidratarse adecuadamente”, subrayó la ministra.
Las campañas han sido reforzadas ante un verano que está batiendo récords tanto en temperaturas máximas como en duración de los episodios de calor intenso.
Sanidad ha puesto a disposición del público mapas actualizados de riesgo térmico, una herramienta que permite consultar por provincias el nivel de alerta según las previsiones meteorológicas. García recomendó que estos mapas se consulten con frecuencia, especialmente en regiones donde los termómetros no dan tregua.
Julio fue, sin duda, un mes implacable. Las olas de calor se repitieron con frecuencia, afectando tanto al centro peninsular como a la costa. En algunas zonas, las temperaturas superaron los 43 grados, y las mínimas nocturnas no bajaron de los 25. El resultado: noches tórridas, falta de descanso y un impacto acumulativo en la salud de miles de personas.
Los expertos coinciden en que el cambio climático no es una amenaza futura, sino una realidad que ya golpea. Cada año, el calor extremo llega antes, dura más y afecta con mayor intensidad.
En este escenario, las autoridades sanitarias insisten en que la prevención es clave: evitar salir en las horas de mayor radiación, vestir ropa ligera, mantener las viviendas frescas, hidratarse constantemente y no descuidar a las personas mayores.
Mientras los datos de agosto comienzan a acumularse, el saldo de julio ya deja una advertencia clara: el calor mata. Y con él, se confirma que el verano en España ya no es solo una estación cálida, sino una prueba de resistencia para la salud pública.
