El presidente brasileño arremete contra la derecha y sus lazos con EE.UU.
Luiz Inácio Lula da Silva no se baja del escenario político. A sus 79 años, el presidente brasileño dejó claro que si su salud lo acompaña, buscará la reelección en 2026, y lo hizo con un discurso encendido en el que disparó con fuerza contra la oposición, especialmente contra los sectores que, según él, “se arrodillan” ante intereses extranjeros.
Durante un acto público, Lula fue directo: “Estamos viviendo una excrecencia política: un tipo que hacía campaña envuelto en la bandera de Brasil, ahora aparece cubierto con la bandera de Estados Unidos, pidiendo sanciones contra su propio país”. Se refería sin rodeos a Eduardo Bolsonaro, diputado por São Paulo e hijo del expresidente Jair Bolsonaro, a quien tildó de “enemigo de Brasil”.
En su crítica, Lula no se guardó nada. Acusó a ciertos sectores de la derecha de actuar como “vendepatrias” por apoyar los aranceles impuestos por la administración de Donald Trump contra productos brasileños. “Hay quienes no dudan en pedir sanciones directamente contra el pueblo. Esa gente no representa a Brasil”, sentenció.
El mandatario también defendió la estrategia de su gobierno de no entrar en confrontaciones directas con Washington, aunque dejó claro que la soberanía brasileña no está en venta. En vez de pelear abiertamente, Lula ha optado por fortalecer los lazos comerciales con otros países y buscar la eliminación de los aranceles de forma diplomática.
“Seguiremos negociando con orgullo, con soberanía. Queremos que el pueblo recupere sus símbolos y su dignidad”, sostuvo. En esa línea, volvió a insistir en la necesidad de una moneda alternativa al dólar para el comercio internacional. Una idea que ya había planteado antes y que forma parte de su visión de un mundo más equilibrado, sin dependencia absoluta de Estados Unidos.
Lula, quien ha sido una figura clave en la izquierda latinoamericana durante las últimas dos décadas, no ocultó su desconfianza hacia el rol histórico de EE.UU. en la región. “No olvidaré nuestras relaciones, pero tampoco olvidaré que patrocinaron un golpe de Estado”, dijo, sin precisar fechas, pero dejando entrever su malestar con la injerencia externa en asuntos internos del continente.
“Queremos crecer. No somos una república pequeña”, afirmó, subrayando que Brasil exige ser tratado con respeto por su tamaño, su economía y sus intereses estratégicos. Con datos de Europa Press

