Los congresistas habían huido para bloquear una votación sobre un polémico mapa electoral.
La política de Texas ha llegado a un punto de quiebre. El gobernador republicano Greg Abbott ha ordenado al Departamento de Seguridad Pública del estado que localice y arreste a los congresistas demócratas que huyeron de Texas para impedir una votación.
La dramática medida busca forzar el quórum necesario para que la mayoría republicana de la Cámara de Representantes pueda avanzar con una polémica legislación que busca modificar el mapa electoral.
En un comunicado contundente, el gobernador Abbott acusó a los demócratas de "abandonar su deber para con los tejanos" y advirtió que su acción "tiene consecuencias".
Abbott justificó la orden afirmando que la ausencia de los congresistas frena la aprobación de leyes "críticas" para asistir a víctimas de inundaciones y la reducción de impuestos.
Sin embargo, el gobernador omitió mencionar el principal punto de discordia: la reforma electoral que, de aprobarse, podría darle a los republicanos cinco escaños adicionales en las elecciones legislativas de 2026.
La fuga de los demócratas fue una maniobra calculada para bloquear la votación. La Cámara de Representantes de Texas, compuesta por 150 miembros, necesita al menos 100 para sesionar y votar. Con 62 escaños, los demócratas sabían que si 51 de ellos se ausentaban, el quórum se rompería.
El portavoz del Caucus Demócrata, Josh Rush Nisenson, confirmó que ese era el número de representantes que abandonaría el estado. Al no estar presentes, los demócratas impiden a los republicanos, que tienen una mayoría de 88 escaños, llevar a cabo la votación.
Abbott no tardó en reaccionar. Tras la convocatoria del presidente de la cámara, Dustin Burrows, para emitir órdenes judiciales, el gobernador escaló el conflicto al ordenar directamente las detenciones.
Su mandato, según afirmó, "permanecerá en vigor hasta que todos los miembros demócratas desaparecidos de la Cámara de Representantes sean localizados y llevados al Capitolio de Texas".
Aunque la ley de Texas prohíbe la ausencia injustificada de un congresista, el delito se considera de alcance menor. Los demócratas podrían ser detenidos y devueltos al Capitolio, pero no enfrentarían penas de cárcel. La situación, sin precedentes recientes, subraya la profunda división política en el estado.
La maniobra demócrata, que remite a tácticas históricas de filibusterismo y protestas legislativas, deja claro que la lucha por el poder en Texas no se limita al debate parlamentario, sino que ahora se ha trasladado a una confrontación directa que pone a prueba los límites de la ley y la convivencia política. Con datos de Europa Press