La agencia eleva la nota soberana por el crecimiento sostenido y mejoras institucionales.
Por Redacción
Santo Domingo.- República Dominicana acaba de dar un paso firme en el mapa financiero internacional. Moody’s Ratings, una de las agencias calificadoras más influyentes del mundo, subió este jueves la calificación soberana del país de Ba3 a Ba2, al tiempo que cambió la perspectiva de positiva a estable.
¿Qué hay detrás de este movimiento? Una combinación poderosa: crecimiento económico constante, diversificación productiva y un fortalecimiento del marco institucional. Todo esto se traduce, para los mercados, en algo muy claro: confianza.
Un ascenso con fundamentos

Moody’s no se lanza a subir una calificación por entusiasmo. Su equipo técnico miró con lupa los números, las políticas, los riesgos y las oportunidades. Lo que encontró fue un país que ha mantenido una tasa de crecimiento promedio cercana al 5% durante 15 años, resistiendo pandemias, inflación global y turbulencias externas.
No es solo que la economía crece, sino cómo crece. El turismo sigue siendo un pilar clave, pero la economía dominicana se ha ido diversificando. Servicios, manufactura, zonas francas, construcción e inversiones extranjeras están ampliando la base económica y estabilizando los ingresos.
Además, el gobierno ha hecho su tarea en el terreno institucional. En los últimos años se han aprobado reformas que buscan mayor transparencia, eficiencia y control del gasto público. Entre ellas se destaca la Ley de Responsabilidad Fiscal, que impone reglas claras sobre déficits y endeudamiento. También se fortaleció la regulación bancaria y se impulsó el desarrollo del mercado de capitales local.
Estabilidad política, un activo que pesa
No todo es economía en las decisiones de Moody’s. También importa la política. Y aquí, la República Dominicana ha logrado mantener algo escaso en la región: cohesión y gobernabilidad.
No hay polarización extrema, ni crisis institucionales crónicas. La continuidad de políticas públicas, sumada a una administración que ha logrado mantener el rumbo macroeconómico, le da a los inversionistas un entorno predecible.
Esto no solo atrae capital extranjero, sino que mejora la percepción general del país ante los mercados financieros. Por eso Moody’s también ajustó al alza los llamados “techos” crediticios: los niveles máximos a los que puede llegar la calificación de los bonos emitidos en moneda local (subió a Baa2) y extranjera (subió a Baa3).
¿Y por qué la perspectiva es “estable” y no “positiva”?
La mejora de la calificación es una buena noticia. Pero Moody’s dejó claro que no es momento de confiarse. La calificación sube, pero la perspectiva se mantiene estable, lo que implica que no se espera una nueva mejora en el corto plazo… a menos que se resuelvan ciertos problemas estructurales.
El principal: los bajos ingresos fiscales. Actualmente, el gobierno recauda apenas un 16% del PIB, muy por debajo del promedio de países con calificaciones similares, que ronda el 28%. Con una base tributaria estrecha, el país tiene menos espacio para invertir o responder a crisis sin endeudarse.
Además, la deuda sigue siendo alta y en su mayoría en moneda extranjera, lo que expone al país a riesgos si el tipo de cambio se dispara. En 2024, el 66% de la deuda estaba denominada en dólares o euros, y los pagos de intereses absorbieron el 21% de los ingresos públicos.
Aunque el gobierno ha comenzado a emitir más deuda en moneda local y trabaja en mejorar la recaudación, el margen fiscal sigue siendo limitado, y eso frena la posibilidad de una calificación aún más alta.
Factores ambientales y el largo plazo
Moody’s también evaluó los riesgos ambientales. La República Dominicana tiene un alto nivel de exposición al cambio climático, en especial por fenómenos meteorológicos extremos. Esto se refleja en su puntaje ESG (factores ambientales, sociales y de gobernanza), que influye negativamente en la calificación.
No obstante, el informe no señala retrocesos en esta área, sino un llamado de atención: mejorar la resiliencia climática y la planificación urbana será clave para sostener el crecimiento a largo plazo.
¿Qué pasará ahora?
La nueva calificación Ba2 coloca al país en una posición más favorable para atraer inversión y acceder a crédito con mejores condiciones. No significa que llegarán capitales automáticamente, pero sí que el país es percibido como más confiable para los mercados financieros.
Para que esa confianza se traduzca en desarrollo real, hay tareas pendientes:
- Aumentar los ingresos tributarios sin frenar la actividad económica.
- Reducir el peso de la deuda externa.
- Fortalecer la sostenibilidad fiscal a largo plazo.
- Profundizar reformas en áreas clave como educación, salud e infraestructura.
También se abre una oportunidad para repensar el modelo de crecimiento. La diversificación ya comenzó, pero necesita escalar. Depender tanto del turismo y las remesas sigue siendo un riesgo.
¿Y si no se hace nada?
La calificación puede bajar. Moody’s lo dijo con claridad: si el crecimiento se desacelera, si el déficit aumenta, si las reservas bajan o si el país se aleja de la consolidación fiscal, la nota puede volver a caer.
En ese sentido, el informe es un voto de confianza, sí, pero también una advertencia sutil. Subieron la nota porque vieron señales claras de avance. Pero no será suficiente con mantener el rumbo; habrá que acelerar los cambios estructurales para escalar un peldaño más en la calificación.
En resumen
La República Dominicana celebra hoy una victoria en los mercados. No es menor. Pero es apenas el inicio de un camino más exigente. Moody’s le dio al país una mejor nota porque reconoce su esfuerzo y progreso. Ahora toca demostrar que el país puede ir más allá.
Una calificación no es solo un número. Es, en gran parte, una fotografía del futuro que el mundo cree que puedes construir.
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