Lo que debía ser una despedida en silencio terminó convertido en un caos de gritos, disparos y cuerpos tendidos en el suelo
La noche del martes se tiñó de sangre en Ciudad de Guatemala, cuando un grupo de hombres armados irrumpió en medio de un velorio y abrió fuego sin piedad contra los asistentes. El ataque, perpetrado en una funeraria ubicada sobre la Avenida Centroamérica, dejó al menos siete personas muertas y trece heridas, según confirmaron las autoridades guatemaltecas.
Lo que debía ser una despedida en silencio y recogimiento terminó convertido en un caos de gritos, disparos y cuerpos tendidos en el suelo. El sonido de las ráfagas sorprendió a todos en el interior del tanatorio. Algunos corrieron a refugiarse, otros no tuvieron esa oportunidad.
Los heridos, muchos de ellos en estado crítico, fueron trasladados de urgencia a distintos centros hospitalarios. Tres de ellos, según reporta el diario Prensa Libre, fueron llevados en condición delicada al Hospital General San Juan de Dios por unidades de bomberos que acudieron minutos después del tiroteo.
La escena que encontraron las autoridades fue brutal. La Policía Nacional Civil (PNC) y fiscales del Ministerio Público (MP) iniciaron de inmediato las investigaciones. La zona fue acordonada mientras los peritos recogían casquillos y buscaban cámaras de seguridad que puedan haber captado el ataque.
Hasta el momento, no se ha revelado la identidad de las víctimas, ni se conocen los motivos detrás de la masacre. Tampoco hay detenidos. Algunas versiones apuntan a un posible ajuste de cuentas entre pandillas, pero esa hipótesis no ha sido confirmada oficialmente.
Vecinos del lugar aseguran haber escuchado al menos veinte disparos. “Pensamos que eran cohetes o fuegos artificiales, pero luego oímos los gritos y nos dimos cuenta de que algo grave estaba pasando”, relató un residente de la zona.
Guatemala, marcada desde hace décadas por la violencia estructural, vive episodios como este con una frecuencia alarmante. Los ataques armados, los crímenes por encargo y las venganzas ligadas al crimen organizado siguen siendo parte del paisaje cotidiano, especialmente en los sectores más vulnerables.
El presidente guatemalteco aún no ha emitido declaraciones, pero se espera que en las próximas horas el Ministerio de Gobernación ofrezca un informe oficial sobre lo ocurrido.