El plan de Trump prioriza la desregulación mientras crecen las voces por normas globales
NUEVA YORK.-Estados Unidos quiere liderar el futuro de la inteligencia artificial, y está dispuesto a hacerlo sin ataduras. El recién anunciado AI Action Plan, impulsado por la administración Trump, traza un camino claro: acelerar la innovación, eliminar obstáculos regulatorios y reforzar su posición dominante en la carrera tecnológica global.
En un documento de 20 páginas, la Casa Blanca detalla más de 90 acciones diseñadas para catapultar a la nación hacia lo que llama una “nueva era dorada” en competitividad económica y seguridad nacional. El enfoque es tan ambicioso como polémico: asociarse con gigantes tecnológicos como Google, Microsoft, Amazon u OpenAI, construir centros de datos a toda velocidad y exportar modelos y estándares a países aliados.
Uno de los puntos más controversiales del plan es su abierta hostilidad hacia lo que denomina “IA Woke”. Bajo la promesa de garantizar “objetividad y ausencia de sesgos ideológicos” en los sistemas, se busca vetar modelos que promuevan la diversidad, la equidad o la inclusión. Una movida que, más allá de lo técnico, marca una fuerte carga ideológica.
Mientras EE. UU. pisa el acelerador, otros actores internacionales levantan la mano con preocupación.
Desde la ONU, la secretaria general de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, Doreen Bogdan-Martin, advierte que sin reglas claras y una gobernanza global, la IA podría profundizar las desigualdades en lugar de cerrarlas. “Más del 85 % de los países no cuenta con políticas sobre inteligencia artificial”, recordó en una entrevista con AFP. “Si no hay coordinación, el desarrollo será fragmentado y desigual”.
Europa ya dio el primer paso. Con su pionera Ley de Inteligencia Artificial, vigente desde agosto de 2024, la Unión Europea estableció un marco legal para garantizar que el desarrollo tecnológico se haga bajo parámetros éticos, respetando los derechos fundamentales y asegurando la ciberseguridad. El objetivo: evitar que la IA se convierta en un caballo desbocado.
China también se suma al llamado a la regulación. El primer ministro Li Qiang propuso la creación de una organización global de cooperación en IA, con reglas consensuadas que orienten su desarrollo. Reconoce que la IA es ya un motor económico, pero también una fuente creciente de riesgos. “Debe seguir siendo una herramienta que los humanos puedan controlar”, sentenció.
En este cruce de visiones, la ONU insiste en que el diálogo no puede esperar. Para Bogdan-Martin, los modelos de EE. UU., Europa y China deben converger hacia un marco común. “Solo así la IA podrá beneficiar realmente a toda la humanidad”.
La inteligencia artificial ya no es una promesa futura. Es una realidad que se mueve a toda velocidad. La pregunta ya no es quién la dominará, sino bajo qué reglas y con qué propósito. En ese tablero global, las decisiones de hoy marcarán el rumbo de las próximas décadas.