La producción creció en todo el país y el consumo interno también rompió marcas
La papa nunca había dado tanto en suelo dominicano. En 2024, la producción alcanzó los 800 mil quintales, una cifra que rompe todos los registros previos y marca un antes y un después en la agricultura del país. Así lo confirmó el Observatorio Gastronómico Dominicano, que presentó el informe como un reflejo del buen momento que vive el campo dominicano.
La cifra no es casual. Entre 2019 y 2023 se sembraron más de 176 mil tareas del tubérculo, lo que generó más de 8.3 millones de quintales en ese período. Pero el impulso de este año ha sido inédito. Agricultores, técnicos, instituciones del sector y el propio clima se aliaron para convertir al 2024 en un año estelar.
El mayor empuje vino del Norcentral, donde provincias como Santiago, La Vega y Espaillat lideraron las cosechas. En paralelo, el Sur y el Suroeste también dijeron presente, con San Juan, San José de Ocoa y Barahona sumando volúmenes importantes y consolidando su peso en el mapa agrícola nacional.
Pero la historia no termina con la producción. El 2023 ya había sido un año especial: 2.8 millones de quintales de papa fueron consumidos en el mercado interno, lo que representa un consumo per cápita de 26.82 libras, el más alto de los últimos diez años.
Una señal clara de que el gusto del dominicano por la papa va en ascenso, impulsado también por una mayor disponibilidad, calidad y frescura del producto.
La papa ha dejado de ser solo un acompañante para ganarse su lugar como cultivo estratégico en la dieta y la economía. “Lo que estamos viendo es el resultado de una cadena productiva que ha madurado, que conoce su mercado y que apuesta a la sostenibilidad”, explican desde la Fundación Sabores Dominicanos, entidad que coordina el Observatorio.
Este espacio multisectorial se ha convertido en un termómetro confiable del sistema alimentario dominicano. Más allá de medir cuántos quintales se producen, también proyecta tendencias, cruza datos del sector agrícola y gastronómico, y colabora en la toma de decisiones.
Para los expertos, este récord en la producción de papa no solo fortalece la seguridad alimentaria, sino que también consolida una ruta de desarrollo rural que vale la pena proteger y ampliar.
En tiempos de incertidumbre global, contar con un producto como la papa ―accesible, nutritivo, adaptable y con mercado garantizado― es una ventaja que pocos países pueden exhibir.