La cifra mantiene en alerta a las autoridades de salud mental.
La República Dominicana cerró el año 2024 con 651 suicidios, un promedio de 54 por mes, según el más reciente Anuario de Muertes Accidentales y Violentas de la Oficina Nacional de Estadística (ONE).
Aunque representa una leve disminución del 2.69% respecto al año anterior, las cifras siguen golpeando fuerte, dejando detrás familias rotas, amigos confundidos y muchas preguntas sin respuesta.
En un país donde la salud mental sigue siendo un tema pendiente, el suicidio se ha convertido en una constante silenciosa. No es una cifra nueva: desde 2007, el país ha registrado un promedio anual de 594 suicidios. La tendencia es estable, pero eso no es motivo de alivio. Al contrario: lo preocupante es que nada cambia.
El rostro detrás del dato
Junio fue el mes más trágico del 2024, seguido por octubre y noviembre. Y aunque el dolor no entiende de edades, la estadística apunta a una franja especialmente golpeada: el 47% de los suicidios ocurrió entre personas de 25 a 49 años, es decir, en plena edad productiva. Personas que, en teoría, debían estar construyendo futuro.
Otro 13% fueron mayores de 65 años, muchos probablemente cargando con soledad, enfermedades o la sensación de haberse quedado atrás. Los menores de 15 años representaron solo el 1% de los casos, pero incluso una sola muerte infantil es demasiado.
El patrón también sigue una tendencia conocida a nivel mundial: el 82% de los casos fueron hombres. Un dato que no solo refleja una mayor letalidad en los métodos, sino también una crisis emocional masculina que sigue sin abordarse con seriedad.
La incapacidad para pedir ayuda, los estigmas y la presión cultural sobre cómo debe comportarse un hombre pesan más de lo que se admite en público.
Cómo, cuándo y dónde
El ahorcamiento o asfixia fue el método más utilizado (80%), seguido de lejos por el uso de armas de fuego (12%) y el salto al vacío (6%). La mayoría de los casos ocurrieron entre las 8:00 y 10:00 de la mañana.
Geográficamente, la Región Ozama —que abarca el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo— concentró más del 25% de los casos. También destacan por su alta incidencia el Cibao Norte y Valdesia, lo que pone el foco sobre las zonas urbanas y semiurbanas.
A nivel provincial, los índices más altos por cada 100 mil habitantes se dieron en Dajabón (13.27), Peravia (12.83) y Puerto Plata (11.84). Las tasas más bajas se registraron en Independencia, La Romana y Santo Domingo.
Mucho más que un problema de salud
El promedio nacional se mantiene en torno a los 6.7 suicidios por cada 100 mil habitantes. No ha subido, pero tampoco baja. Y eso, lejos de ser señal de estabilidad, es un reflejo del estancamiento en políticas públicas eficaces en salud mental.
Este no es un tema solo para médicos o instituciones. Es un llamado colectivo. Una alerta sobre lo que estamos fallando como sociedad: en la educación emocional, en el acompañamiento comunitario, en el silencio que aún pesa cuando se habla de depresión o ansiedad.
El reto ahora no es contar mejor las muertes, sino evitarlas.