Sicarios dispararon sin piedad en un bar cerca de un cuartel policial
La violencia volvió a sacudir el oeste de Ecuador. Diecisiete personas murieron y otras once resultaron heridas tras un brutal ataque armado ocurrido la noche del domingo en un bar de El Empalme, provincia de Guayas. Un grupo de sicarios irrumpió en el local y abrió fuego contra todos los presentes. Entre los fallecidos hay tres adolescentes.
Según testigos, los atacantes llegaron en dos camionetas, descendieron armados con fusiles de asalto y pistolas calibre 9 milímetros, y comenzaron a disparar sin mediar palabra. Algunos de los heridos fueron trasladados de urgencia a centros médicos, pero varios no resistieron la gravedad de las lesiones.
El ataque tuvo lugar a pocos metros de un destacamento policial, lo que ha generado fuertes críticas y desconcierto entre los habitantes de la zona. Según versiones recogidas por medios locales, los agentes llegaron al lugar después de que los sicarios ya se habían marchado, lo que ha levantado sospechas sobre posibles fallas en los protocolos de respuesta o incluso complicidad.
Las autoridades iniciaron este lunes los primeros operativos en busca de los responsables, pero no se ha informado sobre detenciones hasta el momento. El gobierno mantiene silencio sobre los detalles de la investigación, mientras crecen las voces que exigen resultados concretos.
La provincia de Guayas, una de las más golpeadas por la ola de violencia que atraviesa el país, había sido escenario, apenas una semana antes, de otra masacre en la localidad de Playas, donde nueve personas fueron asesinadas.
Este nuevo episodio eleva aún más el nivel de alarma en una nación que ha pasado, en pocos años, de ser un punto de tránsito del narcotráfico a convertirse en territorio en disputa entre bandas criminales.
El presidente Daniel Noboa, que asumió el cargo en medio de esta crisis, decretó a inicios de 2024 un estado de excepción por conmoción interna, que ha sido prorrogado en varias ocasiones. La medida otorga facultades especiales a las fuerzas del orden en regiones como Guayas, Pichincha y otras afectadas por la criminalidad.
Además, el Gobierno ha declarado la existencia de un “conflicto armado interno”, calificando a las bandas como grupos terroristas, con el fin de permitir una mayor intervención militar. Sin embargo, los hechos como el de El Empalme revelan que, pese al despliegue militar y policial, la violencia no ha dado tregua.
Mientras tanto, las familias de las víctimas exigen justicia. Algunos han comenzado a publicar fotos y mensajes de despedida en redes sociales, mientras esperan noticias oficiales sobre los autores del crimen.
La comunidad de El Empalme, golpeada por el miedo y la impotencia, vive hoy una mezcla de luto y rabia, preguntándose cuándo llegará el fin de tanta sangre derramada. Con datos de Europa Press