Maduro celebra triunfo electoral mientras HRW alerta sobre represión y abusos.
Caracas amanece con dos realidades paralelas: la que celebra el oficialismo y la que denuncia la comunidad internacional. Nicolás Maduro proclamó una “victoria histórica” tras lograr que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se hiciera con 285 de las 335 alcaldías en disputa en las elecciones municipales del domingo.
La oposición, dividida y debilitada, quedó reducida a migajas en una contienda marcada por la baja participación y las denuncias de abusos.
“Hemos tenido una victoria histórica para la fuerza de la Revolución Bolivariana”, dijo Maduro durante una transmisión en cadena nacional, acompañado de sus principales figuras políticas. Celebró con énfasis la reelección de Carmen Meléndez en Caracas, a quien describió como “una mujer honesta y trabajadora, símbolo del chavismo disciplinado”.
Con una participación que apenas alcanzó el 44% del electorado, según datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), Maduro insistió en que se trató de “un proceso ejemplar”. Y anunció que convocará un Consejo Federal de Gobierno con alcaldes y gobernadores electos para “acelerar proyectos de inversión local”. La maquinaria institucional del chavismo ya empieza a engranar el poder conseguido.
Puntualizó, asimismo, que los comicios municipales contaron con la participación de mil 400 veedores nacionales e internacionales, “cuya contribución fue fundamental para el desarrollo de este proceso” y fueron testigos excepcionales de como un pueblo, con alta vocación democrática, salió a elegir sus autoridades.
La oposición retrocedió en el número de alcaldías al ganar en 50, es decir, que cedió en 55 comparado con los sufragios del 2021.
Un triunfo empañado por denuncias
Pero mientras el chavismo festeja, las organizaciones internacionales elevan la voz. La ONG Human Rights Watch (HRW) publicó este domingo un informe demoledor que detalla un patrón de represión sistemática por parte del Gobierno venezolano desde las elecciones presidenciales de julio de 2024.
“Las autoridades venezolanas están cometiendo abusos generalizados contra críticos mediante detenciones por motivos políticos”, denunció Juanita Goebertus, directora para las Américas de HRW.
El informe incluye testimonios de detenidos que fueron incomunicados, torturados, golpeados, sometidos a descargas eléctricas, asfixiados con bolsas plásticas y recluidos en celdas de castigo.
HRW habla de un patrón de “puertas giratorias”, donde el régimen libera a algunos presos políticos mientras encarcela a otros nuevos, manteniendo así una fachada de apertura ante la comunidad internacional, especialmente frente a actores como Estados Unidos y la Unión Europea.
“Los gobiernos que negocian con Maduro deben entender que están siendo utilizados. No se trata de simples liberaciones: el aparato represivo sigue intacto”, advirtió Goebertus.
El telón de fondo: Chávez, propaganda y presión internacional
Las elecciones se celebraron justo un año después de los comicios presidenciales que extendieron el mandato de Maduro y coincidieron con el 71º aniversario del nacimiento de Hugo Chávez. El oficialismo aprovechó la fecha para movilizar sus bases y blindar su narrativa: la de la resistencia bolivariana frente al “bloqueo imperial”.
Mientras tanto, HRW exhorta a los países miembros de la Unión Europea y CELAC, que se reunirán en Colombia este noviembre, a que exijan resultados concretos en materia de derechos humanos y presionen a quienes financian o sostienen el régimen.
“Ya no basta con discursos diplomáticos. Lo que hay en Venezuela es una maquinaria de represión estatal que debe ser desmontada”, concluye el informe.
El poder, por ahora, sigue en manos del chavismo. Pero la grieta entre la legitimidad interna y la condena internacional sigue creciendo, con una sociedad que resiste entre la resignación y el silencio forzado. Con datos de Europa Press.