Advierte sobre medicamentos contaminados con químicos industriales
La contaminación de medicamentos con sustancias químicas peligrosas no es un problema nuevo, pero sigue cobrando vidas. Así lo advierte un nuevo informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que expone cómo una falla global en la cadena de suministro de excipientes farmacéuticos está dejando un rastro de tragedia, sobre todo en los países más vulnerables.
El documento, titulado “Medicamentos contaminados e integridad de la cadena de suministro de excipientes farmacéuticos”, revela un patrón persistente: medicamentos orales de uso pediátrico, aparentemente inofensivos, que terminan siendo cócteles tóxicos mortales.
En muchos casos, jarabes comunes como los de paracetamol o para la tos han sido adulterados con dietilenglicol (DEG) o etilenglicol (EG), químicos utilizados en la industria como disolventes y anticongelantes, recoge Europa Press.
Estas sustancias, altamente tóxicas incluso en dosis mínimas, han sido identificadas como causantes directos de más de 1,300 muertes en 25 episodios documentados a lo largo de los últimos 90 años.
¿La constante? Niños. En su mayoría, víctimas inocentes de medicamentos vendidos sin receta, de bajo costo y comercializados como seguros. En lugares donde la vigilancia sanitaria es débil, estos productos terminan en estanterías de farmacias, boticas y mercados informales.
El informe no se queda en la superficie. Apunta con claridad hacia un entramado criminal que se mueve en la sombra. Redes ilegales se aprovechan de vacíos regulatorios y del desorden del mercado para infiltrar excipientes falsificados en la cadena farmacéutica.
Usan etiquetado fraudulento, sustituyen ingredientes seguros por químicos industriales y distribuyen estos productos a través de plataformas digitales, comercio electrónico y redes sociales, escapando al radar de las autoridades.
El documento también denuncia una falta generalizada de controles. Muchos países fabricantes e importadores carecen de marcos regulatorios sólidos. No hay seguimiento a lo que ocurre tras la comercialización. La fiscalización de los fabricantes y distribuidores de estos excipientes peligrosos es escasa o inexistente.
Ante este panorama, la OMS y la UNODC llaman a una acción urgente y global. Proponen reforzar las capacidades regulatorias, mejorar la trazabilidad en la cadena de suministro y fomentar la cooperación entre sectores sanitarios y judiciales.
La lucha contra los medicamentos contaminados no se limita al ámbito de la salud pública. También implica combatir delitos que cruzan fronteras y amenazan la seguridad global.
El informe insiste: detrás de cada frasco contaminado puede haber una decisión criminal. Abordar esta amenaza requiere coordinación entre gobiernos, aduanas, justicia, organismos anticorrupción y autoridades sanitarias. Porque la próxima vez, la víctima podría estar mucho más cerca de lo que creemos.