Ataque con arma blanca deja una mujer muerta y cinco heridos en Naco
Distrito Nacional.- Lo que parecía una tarde cualquiera en el condominio Naco Dorado IV, en pleno corazón del ensanche Naco, se convirtió en una escena de terror este miércoles. Jean Andrés Pumarol Fernández, de 30 años, bajó desde el quinto piso armado con cuchillos y fue tocando puerta por puerta. A quienes le abrían, los atacaba sin decir palabra.

El resultado: una mujer muerta y al menos cinco personas heridas.
La víctima fatal fue Yolanda Handal Abugabil, de 70 años, una residente del edificio que, según relatan vecinos, era amable, discreta y querida por quienes la conocían. Su muerte no solo deja un vacío en su entorno más cercano, sino también en una familia conocida públicamente. Yolanda era hermana de Nancy Handal de Mejía, esposa de Felipe Mejía, hijo del expresidente Hipólito Mejía. Nancy, además, coordina la Oficina de la Primera Dama, Raquel Arbaje.
Entre los heridos está el propio padre del atacante, Guillermo Pumarol Castellanos, de 62 años. También resultaron lesionados Francisco Tezano, de 68; Teresa Fabián Heredia, de 62, quien trabajaba como cuidadora de Yolanda; Griselda Ozuna, de 48; y Victoria Heredia, de 36. Todos fueron trasladados de inmediato a diferentes centros de salud.
De acuerdo con el informe preliminar de la Policía Nacional, Pumarol Fernández fue detenido en el mismo lugar del ataque. Portaba dos armas blancas al momento del arresto y no ofreció resistencia. Está bajo custodia en el Palacio de la Policía Nacional, mientras el caso sigue bajo investigación.
- El vocero de la Policía, Diego Pesqueira, explicó que el agresor comenzó su recorrido violento desde su apartamento y fue bajando piso por piso, golpeando puertas. “No se ha confirmado aún si presenta alguna condición de salud mental, aunque hay versiones no oficiales que lo sugieren”, dijo Pesqueira.
Lo que sí está claro es que la violencia fue aleatoria. No se trató de un ajuste de cuentas ni de un conflicto puntual. Los heridos no comparten un mismo perfil ni existe, hasta ahora, un motivo aparente que los vincule al atacante. Lo único que los unía era estar en el lugar equivocado, en el momento más impensado.
Vecinos del edificio describen a Jean Andrés como una persona retraída, que casi no se relacionaba con nadie. Otros mencionan que había mostrado comportamientos extraños en el pasado, pero nunca imaginaron que fuera capaz de algo así.
El Ministerio Público aún no ha ofrecido detalles sobre la posible imputación ni ha confirmado si solicitará una evaluación psiquiátrica del detenido. Tampoco se ha informado si existían denuncias previas por parte de familiares o residentes del condominio.
Lo sucedido deja muchas preguntas abiertas: ¿Pudo haberse prevenido? ¿Qué llevó a Jean Andrés a cometer un acto tan brutal? ¿Hay una historia detrás que nadie vio venir? Mientras tanto, una familia llora la pérdida de una madre y hermana, y varios vecinos enfrentan la recuperación física y emocional de una experiencia traumática.
En el condominio, el silencio ahora pesa más que de costumbre. Los ascensores bajan y suben, pero con una inquietud que antes no existía. La seguridad ha sido reforzada, pero la sensación de vulnerabilidad sigue ahí.
Yolanda Handal no volverá, y aunque su familia tiene nombres conocidos en la esfera política, el dolor es el mismo que cualquier otra pérdida. Brutal, inesperado y, sobre todo, injusto.
Las autoridades continúan investigando, pero el daño ya está hecho. Un edificio entero ha quedado marcado por una tarde que no van a olvidar.