El pasaporte dominicano escaló nueve lugares en el Índice Henley 2025 gracias a mejoras en eficiencia consular.
El pasaporte dominicano dio un paso firme hacia adelante en el escenario internacional. Así lo confirmó este martes el vocero de la Presidencia, Homero Figueroa, al destacar que el país subió nueve posiciones en el Índice Henley 2025, colocándose en el puesto 67 de un ranking que mide el acceso sin visa o con visa a la llegada a diferentes destinos del mundo.
La noticia llega como una bocanada de aire fresco, especialmente después de años sin avances en este indicador.
Según Figueroa, el salto se debe en gran parte a la implementación del programa Burocracia Cero, una iniciativa del gobierno enfocada en simplificar procesos y agilizar trámites, en este caso, la emisión de pasaportes.
“La eficiencia alcanzada ha cambiado la tendencia. El ranking llevaba estancado desde 2017”, subrayó el funcionario.
El Índice Henley, publicado anualmente por la consultora Henley & Partners, evalúa qué tan libre puede viajar un ciudadano dependiendo del pasaporte que porta.
República Dominicana pasó de tener acceso a 61 países en 2023 a 70 destinos internacionales en 2025, sin necesidad de visa previa o con posibilidad de obtenerla al llegar.
Figueroa aprovechó para explicar por qué este tipo de ranking no es un dato menor. De hecho, mencionó cuatro razones clave que hacen del índice un termómetro importante del lugar que ocupa un país en el mundo.
Primero, porque refleja el prestigio internacional. Cuando más países permiten la entrada sin visa, es señal de que hay confianza en la estabilidad política, la seguridad y la institucionalidad del país.
Segundo, porque impacta directamente en la calidad de vida de los ciudadanos, facilitando su movilidad para estudiar, trabajar o hacer negocios en el extranjero.
La tercera razón tiene que ver con economía y percepción: atrae inversión extranjera y turismo. Un país cuyos ciudadanos gozan de mayor libertad de tránsito proyecta apertura y fiabilidad ante los ojos del mundo.
Por último, explicó que el índice es también una forma indirecta de medir la eficacia de la política exterior y los acuerdos bilaterales que se van construyendo año tras año.
“Este progreso no es casual. Es resultado de trabajo institucional, de mejor gestión pública y de una diplomacia más enfocada. Después de siete años sin movernos en este indicador, estamos viendo un cambio real”, concluyó Figueroa.