El Owners Weekend 2025 fusionó tradición americana y lujo dominicano con golf, gastronomía y wellness bajo las estrellas.
PUNTA CANA. – El olor a hamburguesas ahumadas se mezclaba con la brisa salada del mar cuando un grupo de niños corría hacia los food trucks, sus manos manchadas de helado derretido. No era un típico 4 de julio en Estados Unidos: era el Owners Weekend 2025 en Puntacana Resort, donde más de 400 familias de diez países cambiaron los fuegos artificiales urbanos por un atardecer en la playa, con los pies enterrados en la arena blanca y mojitos de mango en la mano.

"Esto no es solo una celebración, es sentir que tu segunda casa vibra con la misma energía que tú", comentó Michael Richardson, propietario desde 2019, mientras ajustaba su visera antes del torneo de golf en Corales, el mismo campo que alberga el PGA Tour. Noventa jugadores compitieron ese día, pero el ambiente distaba de ser elitista: risas, consejos entre amigos y algún que otro "¡Mira cómo me robó ese hoyo!" se escuchaban entre palmeras.
BBQ gourmet y yoga al amanecer
La gastronomía robó el protagonismo con un food truck park que reinventó los clásicos americanos. Los chefs de Playa Blanca y The Westin sirvieron ribs glaseadas con miel de coco y lobster rolls con un toque de ají limón. "Quisimos que hasta el hot dog tuviera acento dominicano", bromeó Ricardo Méndez, chef ejecutivo, mientras emplataba chicharrones de cerdo sobre puré de ñame.
Para los madrugadores, el sábado comenzó con yoga frente al mar en La Cana Golf & Beach Club, seguido de un Beach Challenge que puso a prueba hasta al más fit: carreras con sacos de arena, remo en aguas cristalinas y un épico tira y afloja donde los equipos se disolvían en risas. "Perdí el combate, pero gané tres amigos nuevos", admitió Sarah Goldstein, propietaria de Toronto, limpiándose arena de las rodillas.
Moda, pádel y un brunch con vista al mar
Mientras los niños hacían manualidades con conchas marinas en talleres infantiles, los adultos se dieron un lujo: el Fashion Trunk Show en el salón Cocoloba, donde La Dorada by Lia Pellerano y Leslie Mota presentaron colecciones inspiradas en el Caribe. "Compré un vestido que parece hecho para tomar mojitos en mi terraza", confesó Daniela Rojas, de Miami.

En las canchas, los torneos de pádel y tenis organizados por Lux Tennis demostraron que el deporte aquí es pura convivencia. "Gané cero puntos, pero el cóctel postpartido valió la pena", rió Thomas Müller, alemán que juró volver el próximo año "para vengarse".
Cena bajo las estrellas y gongs en la laguna
El clímax llegó con la cena-fiesta familiar en Puntacana Club: mesas con manteles blancos ondeando al viento, bandas en vivo tocando desde Sweet Home Alabama hasta merengue, y un buffet con desde corn ribs hasta ceviche de lionfish. "Así se celebra la independencia: con buena música y mejor compañía", brindó Frank Rainieri, CEO del Grupo, anunciando nuevas inversiones en sostenibilidad.
El domingo, la despedida fue mágica: una sesión de sanación con sonido en la Laguna Iniri de Ojos Indígenas, donde los asistentes flotaron sobre tablas de paddle mientras los gongs vibraban en el aire. "Cerrar los ojos y sentir que el agua te mece… eso no pasa en ningún otro lugar del mundo", susurró Naomi Carter, de Nueva York, ya planeando su regreso en 2026.
¿El veredicto? Un 4 de julio donde el American Dream se fundió con el ritmo del Caribe, y donde —como dijo Rainieri— "lo único que importa es que te sientas en casa".