El cantautor de 21 años fue seleccionado por Mural Sessions para representar al país en Argentina.
Santo Domingo, julio 2025. Felipe Cruz tiene 21 años, una guitarra y una oportunidad que muchos músicos envidiarían: grabar en los mismos estudios donde sonaron algunas de las canciones más icónicas de Latinoamérica. El cantautor dominicano acaba de ser seleccionado por Mural Sessions, una plataforma que apuesta a talentos emergentes, para representar a República Dominicana en su próxima temporada. Y no lo hará en cualquier lugar: las sesiones serán en los emblemáticos estudios Romaphonic y Unísono de Buenos Aires, este último fundado por el mismísimo Gustavo Cerati.
Para Felipe, el viaje —programado para agosto— no es solo un salto profesional, sino un sueño que roza lo surreal. "Crecer escuchando a Cerati y saber que estaré donde él trabajó… es un círculo que no termino de creer", admite el artista, cuya música mezcla rock alternativo, indie y R&B con letras crudas y melodías que se pegan sin pedir permiso.
De Santo Domingo a Buenos Aires
Felipe no es nuevo en esto. Aunque joven, lleva años labrando su camino de manera independiente. Títulos como Cruel, Medianoche o Todo Bien —grabados, producidos e incluso interpretados por él mismo— le han valido un lugar en la escena alternativa local. Junto a su hermano Joaquín, fundó Entre Cruces Productions, un sello que sirve de trampolín para artistas como él, esos que prefieren las guitarras distorsionadas antes que los reguetones predecibles.
Pero esta vez el escenario es distinto. Mural Sessions no solo le dará acceso a estudios de primer nivel, sino que lo pondrá frente a un público nuevo. Además de grabar un álbum de ocho canciones en Romaphonic (el antiguo Circo Beat de Fito Páez), filmará una sesión en vivo en Unísono, un espacio reservado para proyectos especiales. "Saber que por ahí pasaron Natalia Lafourcade o Los Cafres me obliga a dar lo mejor", confiesa.
Antes del viaje, un adiós con música
El pasado 15 de junio, Felipe ofreció un adelanto en The Irish Pub de Santo Domingo: tocó parte del repertorio que llevará a Argentina, frente a un público que ya lo reclama como uno de los suyos. Antes de partir, tiene planeadas más fechas locales —su manera de agradecer a los que lo han seguido desde el principio.
Mientras tanto, en Buenos Aires lo esperan no solo micrófonos de alta gama, sino una ciudad conocida por devorar propuestas musicales. "Voy a tocar en vivo allá, a aprender, a empaparme de todo", dice. Su hermano Joaquín lo resume mejor: "Es el reconocimiento a años de creer en algo que no siempre es fácil vender aquí".
Para la música dominicana, el viaje de Felipe es más que una noticia: es la prueba de que las guitarras todavía tienen algo que decir. Y él, con sus 21 años y sus canciones, está listo para gritarlo.