El expresidente del PRD y exalcalde de Santo Domingo será honrado con honores oficiales
Santo Domingo.- El presidente Luis Abinader decretó duelo oficial este miércoles 16 de julio por la muerte de Rafael Antonio “Fello” Suberví Bonilla, un veterano político dominicano que dejó huella en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y en la administración pública durante varias décadas.
La medida fue formalizada a través del decreto 387-25, en el que se reconoce su extensa trayectoria política y su papel en momentos de la vida institucional del país. La bandera nacional ondeará a media asta en edificios públicos y recintos militares, y el Ministerio de Defensa rendirá honores militares en su memoria.
Pero ¿qué implica exactamente declarar duelo oficial? No es simplemente un gesto simbólico. Es una forma en que el Estado reconoce la relevancia nacional de una figura fallecida y, por un día, suspende las celebraciones oficiales y ordena señales de respeto en instituciones públicas. Es una muestra formal de luto nacional, reservada para personas con una trayectoria que marcó al país.
Fello Suberví no fue un político más. Nació en Barahona en 1942, se formó como abogado en la UASD y se especializó en ciencia política, turismo y gestión pública en centros de estudio de Costa Rica, España y Estados Unidos. Su carrera lo llevó a ocupar cargos clave: fue dos veces alcalde de Santo Domingo (1986-1990 y 1994-1998), secretario de Turismo en dos gobiernos diferentes y diputado. Además, se postuló a la presidencia y a la vicepresidencia por el PRD.
También tuvo roles fuera de la política partidaria. Fue asesor universitario, presidió organizaciones regionales de turismo y participó activamente en organismos internacionales. Era una figura conocida, polémica para algunos, pero sin duda influyente en la vida política dominicana.
Suberví falleció este 15 de julio en Santo Domingo a los 83 años, tras enfrentar complicaciones de salud. Su partida marca el fin de una era para el PRD y para quienes vivieron las transformaciones políticas de los años 80 y 90 en República Dominicana.
El duelo oficial no solo recuerda su figura; también lanza un mensaje: el país reconoce a quienes, desde la política o la gestión pública, han dejado una huella que trasciende el tiempo.