Más de 17 mil personas vibraron con su bachata y merengue en el Palau Sant Jordi
Santo Domingo. – Juan Luis Guerra no necesita fuegos artificiales ni espectáculos de luces para deslumbrar. Le basta con su música. Este domingo lo volvió a demostrar en Barcelona, donde más de 17 mil personas llenaron el Palau Sant Jordi para ser parte del inicio de su gira por España.


A las 9 de la noche, sin preámbulos ni alardes, apareció en escena con su clásica boina, el carisma intacto y la orquesta 4.40 lista para comenzar una noche que se sintió como una gran fiesta familiar. El merengue “Rosalía” fue el punto de partida de un repertorio que hizo bailar, cantar y también recordar.
En las gradas y la pista se veían familias completas, parejas, jóvenes que heredaron el amor por su música y veteranos que lo han seguido desde los años 80. Muchos llevaban banderas de República Dominicana, Venezuela, Colombia y otros países de América Latina, orgullosos de compartir una identidad hecha canción.
El concierto fue una sucesión de éxitos cuidadosamente hilados: “La llave de mi corazón”, “La travesía”, “Bachata en Fukuoka”, “Que me des tu cariño”… Cada tema despertaba aplausos y coros espontáneos. No hubo tregua, y tampoco hubo artificios: solo música viva, ejecutada con precisión por una banda que suena como un reloj suizo con alma caribeña.
Uno de los momentos más especiales fue cuando Roger Zayas, miembro de 4.40, interpretó “Tú”, una joya temprana del repertorio que provocó una ovación llena de nostalgia. Otro pico emocional llegó con “Ojalá que llueva café”, coreada por todos como si fuera un himno, una canción que representa tanto al artista como al pueblo que lo inspira.
El cierre fue un estallido de energía. Con “Las avispas”, “Farolito”, “A pedir su mano” y una segunda vuelta de “La bilirrubina”, el Palau Sant Jordi se convirtió en una pista de baile. Era imposible quedarse quieto.
Juan Luis Guerra demostró, una vez más, que su música no envejece. No solo se mantiene vigente: crece con los años, se vuelve parte de la vida de quienes la escuchan y la comparten. Lo suyo no es solo un concierto. Es un reencuentro con una banda sonora colectiva que sigue emocionando, generación tras generación.
Próximas paradas: Gijón (22 julio), Fuengirola (24), Gran Canaria (26) y Tenerife (27).