El Gobierno denuncia un crimen contra la cultura nacional y promete acciones firmes
El Gobierno haitiano elevó el tono este martes, tras el incendio provocado por grupos armados contra el histórico Hotel Oloffson, uno de los símbolos culturales más reconocidos de Puerto Príncipe. El Ejecutivo denunció el ataque como un crimen directo contra la identidad del país y declaró oficialmente una política de “tolerancia cero” frente a las pandillas.
“El Hotel Oloffson, joya arquitectónica y símbolo viviente de la historia haitiana, fue destruido por un acto criminal de violencia indescriptible”, afirmó la oficina del primer ministro en un comunicado. El ataque no solo destruyó una estructura física; también arrasó con parte de la memoria cultural del país. “Una parte del alma de Puerto Príncipe acaba de desaparecer”, lamentaron.
El Oloffson no era simplemente un hotel. A lo largo de los años, fue refugio y punto de encuentro de artistas, escritores, diplomáticos y periodistas. Su pérdida representa un golpe al ya frágil tejido simbólico y turístico de Haití.
Ante el ataque, el Gobierno hizo un llamado a la unidad nacional. “Se acabó el tiempo de la indiferencia y las divisiones. Es hora de actuar juntos contra quienes amenazan nuestra supervivencia colectiva”, indicó el comunicado, en un tono más directo y combativo de lo habitual.
La administración actual, encabezada por el Consejo Presidencial de Transición, ha prometido movilizar todos los recursos disponibles para localizar y desmantelar a los responsables del ataque. “Este crimen no quedará impune”, aseguró la oficina del primer ministro.
El país caribeño vive una de sus etapas más violentas en décadas. Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, Haití ha caído en un vacío de poder y seguridad, dominado en gran parte por pandillas que controlan barrios enteros y rutas estratégicas.
En 2024, la situación escaló hasta provocar la renuncia del primer ministro Ariel Henry. Desde entonces, el Consejo de Transición intenta estabilizar el país y organizar elecciones, mientras que una misión internacional de apoyo, liderada por Kenia, no ha logrado contener la ola de violencia.
Con la destrucción del Hotel Oloffson, el conflicto trasciende lo político y lo social: ahora también ataca lo cultural. El Gobierno haitiano lo sabe, y su respuesta busca marcar un antes y un después.