El bloque pide reglas globales más justas y un sistema económico multipolar
Santo Domingo.- En su reunión de este domingo en Río de Janeiro, los líderes del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, junto con nuevos miembros como Irán y Egipto) lanzaron un mensaje claro al mundo: no quieren más guerras, sanciones económicas ni aranceles como armas políticas. Y proponen otra vía: el multilateralismo, es decir, decisiones globales que tomen en cuenta a todos, no solo a las grandes potencias.
La Declaración de Río de Janeiro, firmada al cierre de la cumbre, expone su preocupación por el aumento de los conflictos en distintas regiones del planeta y por el clima de tensión y división que se ha instalado en las relaciones internacionales. Frente a esto, BRICS propone que las soluciones se basen en el diálogo político y diplomático, no en la presión o la fuerza.
El texto subraya la necesidad de prevenir los conflictos desde la raíz. ¿Qué significa esto? Que en lugar de actuar solo cuando estalla una guerra, los países deberían abordar las causas que la provocan: pobreza, desigualdad, rivalidades geopolíticas o exclusión en la toma de decisiones internacionales.
Uno de los puntos más llamativos del documento es la crítica, aunque sin nombrarlo, al reciente anuncio de la OTAN de destinar el 5 % del PIB a gasto militar. Para los BRICS, ese camino va justo en sentido contrario al que el mundo necesita.
Tampoco pasó desapercibida la situación en Medio Oriente. Condenan los ataques a instalaciones nucleares en Irán y las violaciones del derecho internacional humanitario en Gaza. En el caso de Palestina, exigen un alto el fuego inmediato, la retirada del ejército israelí y acceso total a ayuda humanitaria. Piden que todas las partes negocien “de buena fe” y que se respeten los derechos de los civiles atrapados en medio del conflicto.
En el terreno económico, los BRICS sacaron músculo con una mención especial al Nuevo Banco de Desarrollo, su alternativa a instituciones dominadas por países occidentales. Lo ven como una herramienta estratégica para el crecimiento del llamado sur global. Además, aunque no avanzaron en la creación de una moneda común —algo que había generado expectativas—, sí dejaron claro que están trabajando en un nuevo sistema internacional de pagos que no dependa del dólar.
Este punto es clave. Estados Unidos ha usado su control del sistema financiero mundial para sancionar a países como Irán o Rusia, bloqueando su acceso al comercio y a las finanzas. Los BRICS lo rechazan. Aseguran que no apoyan sanciones que no hayan sido aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU, y advierten del daño que estas medidas provocan en las economías de países enteros.
En cuanto a temas globales como la inteligencia artificial y el cambio climático, el bloque defiende un enfoque multilateral. Reclaman financiamiento e incentivos para que los países pobres puedan adaptarse y reducir emisiones, aunque dejan claro que los combustibles fósiles seguirán siendo parte del panorama energético, al menos por ahora.
En resumen, los BRICS quieren un orden mundial más equilibrado. Menos imposiciones, más cooperación. Menos sanciones, más diálogo. No proponen destruir el sistema actual, pero sí cambiar sus reglas para que más voces cuenten y nadie tenga la sartén por el mango todo el tiempo.