Investigadores advierten que el bienestar global depende de decisiones urgentes
MADRID – La humanidad está en un punto de inflexión. O toma decisiones valientes para garantizar el bienestar colectivo, o se encamina hacia un futuro cada vez más incierto y desigual. Así lo advierte un nuevo estudio publicado en la revista Global Sustainability, que plantea dos escenarios radicalmente opuestos para este siglo: uno de deterioro progresivo, y otro de transformación profunda.
El informe, titulado Escenarios de Earth4All: Bienestar humano en un planeta finito hacia 2100, utiliza modelos de dinámica de sistemas para proyectar cómo interactúan los factores económicos, sociales y medioambientales. El resultado es claro: continuar como hasta ahora solo llevará a un mundo más dividido, más tenso y menos habitable.
Bajo el escenario "Demasiado poco, demasiado tarde", los investigadores alertan que las tendencias actuales llevarán a un aumento de la desigualdad, degradación ambiental y creciente tensión social. En contraste, el escenario "Gran Salto" demuestra que, con reformas audaces, aún hay tiempo para construir un siglo XXI más justo y sostenible.
Para lograr ese futuro deseable, el estudio identifica cinco transformaciones clave: erradicar la pobreza extrema, reducir la desigualdad, empoderar a las mujeres, y transformar tanto los sistemas energéticos como los alimentarios a nivel global.
"Nos preguntamos si era posible mejorar el bienestar humano sin rebasar los límites del planeta", explicó Per Espen Stoknes, autor principal y profesor en BI Norwegian Business School. "La respuesta es sí, pero requiere un cambio radical en nuestras políticas económicas".
Una de las aportaciones más importantes del informe es la inclusión de dos nuevos indicadores en el modelo: uno de bienestar y otro de tensión social. Estos permiten analizar no solo la relación entre economía y medioambiente, sino también cómo la desconfianza, la falta de inversión pública y la fragilidad política pueden frenar cualquier intento de cambio profundo.
"La desigualdad y el daño ambiental generan más tensión social, lo que a su vez limita la capacidad de los gobiernos para actuar", detalló Nathalie Spittler, coautora del estudio desde la Universidad BOKU. "Y si el bienestar cae mientras aumentan las tensiones, entonces estamos atrapados en un ciclo vicioso que impide cualquier transformación real".
Pero el informe no se queda en el diagnóstico. Señala que invertir en cohesión social y bienestar no solo es deseable: es estratégico. Los autores insisten en que sin una base mínima de equidad y confianza ciudadana, las políticas para enfrentar el cambio climático y otras amenazas globales simplemente no despegarán.
El escenario del "Gran Salto", aunque ambicioso, es técnicamente viable, sostienen. Lo que falta es voluntad política y cooperación internacional a gran escala. “No hemos visto ese nivel de liderazgo todavía”, admitió Stoknes. “Pero si logramos activarlo, el siglo XXI aún puede ser recordado como el siglo del bienestar humano y no el de su declive”.