Familias de La Yagüita de Pastor reciben títulos que garantizan seguridad y dignidad
Santiago, R.D. – Con el rostro visiblemente emocionado, Jorge de Jesús Meléndez tomó el micrófono y dijo lo que muchos en La Yagüita de Pastor venían sintiendo desde hace años: “Usted ha hecho lo que ningún otro presidente había hecho: acordarse de un barrio olvidado, un barrio marginado… y hoy es un barrio que el mundo reconoce”.
Este domingo, el presidente Luis Abinader volvió a pisar tierra firme en su campaña por darles nombre y seguridad a miles de dominicanos que por años han vivido sobre terrenos sin documentos legales. Esta vez, encabezó la entrega de 537 títulos de propiedad a familias de esta comunidad de Santiago, en un acto cargado de emociones y aplausos.
“Este proyecto es parte de una revolución silenciosa pero poderosa, que hemos emprendido con hechos, no con discursos”, dijo Abinader en medio de aplausos. “Una revolución de dignidad, seguridad y progreso”.
Los títulos entregados forman parte de un proyecto que contempla 1,055 en total, de los cuales 518 están aún pendientes. Las parcelas abarcadas son las número 197, 198 y 199 del Distrito Catastral No. 07, que suman más de 122,000 metros cuadrados.
El impacto económico también es palpable: los beneficiarios se han ahorrado en conjunto más de RD$84 millones, que normalmente habrían tenido que pagar para lograr la legalización de sus terrenos. Ahora, con este documento en mano, muchos podrán por primera vez acceder a crédito formal, mejorar sus viviendas o iniciar pequeños negocios.
Detrás de este proyecto está la Unidad Técnica Ejecutora de Titulación de Terrenos del Estado (UTECT), junto a la Dirección General de Bienes Nacionales y la Jurisdicción Inmobiliaria. Duarte Méndez, director ejecutivo de la UTECT, destacó que el liderazgo del presidente ha sido clave para priorizar la titulación como una política nacional.
“Gracias a su visión, más familias dominicanas están viendo asegurado su patrimonio, con la tranquilidad que solo un título de propiedad puede ofrecer”, expresó Méndez.
El acto no solo fue un acto protocolar. Fue una celebración comunitaria, donde la esperanza se volvió tangible en forma de documentos legales. Detrás de cada título hay una historia de lucha, de espera, de familias que por fin podrán dormir más tranquilas.
Mientras el presidente Abinader se despedía, algunos lo detenían para mostrarle sus títulos recién recibidos, otros simplemente para estrecharle la mano. En cada gesto, la misma emoción: la de saberse, por fin, dueños de lo suyo.