La mayoría del país ya tiene tasas de homicidio de un solo dígito
Santo Domingo.- La violencia en República Dominicana sigue retrocediendo. Según los últimos datos de la Policía Nacional, al 13 de junio de 2025, la tasa nacional de homicidios se ubica en 8.31 por cada 100,000 habitantes. Esto representa una baja de 1.69 puntos respecto al mismo periodo del año pasado, lo que consolida una tendencia positiva en materia de seguridad.
De los 32 territorios del país, 23 ya reportan cifras de homicidios en un solo dígito, algo que hace apenas unos años era impensable. La información forma parte del informe semanal número 100 sobre estadísticas delictivas que publica la Policía, y confirma un dato importante: el Plan de Seguridad Ciudadana no solo está funcionando, sino que empieza a mostrar resultados sólidos.
La reducción no es menor. Una caída de 1.69 puntos en la tasa nacional equivale a decenas de vidas salvadas y menos comunidades golpeadas por la violencia. Pero, más allá del número, lo que resalta es el cambio de rumbo: la mayoría del país ha logrado controlar el delito más grave de todos.
Eso sí, hay matices que conviene entender. De la tasa total, 1.49 puntos corresponden a homicidios de ciudadanos extranjeros, principalmente haitianos. Al descontar esos casos, la tasa ajustada para dominicanos se coloca en 6.82. Esta diferencia no es menor, y revela que parte del fenómeno está vinculado a situaciones puntuales, sobre todo en zonas fronterizas.
Las provincias de Hato Mayor, Elías Piña y Dajabón presentan la mayor concentración de homicidios de ciudadanos haitianos. En estos puntos, el Gobierno ha reforzado la presencia policial, la vigilancia migratoria y la labor de inteligencia. Es una medida con doble propósito: contener el crimen y evitar que se genere tensión social en regiones sensibles.
Aún hay trabajo por hacer. Once provincias siguen por encima de los niveles deseados. Pero incluso ahí se han visto mejoras, gracias a operativos dirigidos, presencia sostenida de las autoridades y coordinación con los gobiernos locales.
La medida anunciada —y que muchas veces se pasa por alto entre cifras— es simple pero contundente: un país con menos homicidios no solo es más seguro, también es más justo. Significa que la ley se hace respetar, que el Estado está presente, y que la vida tiene más valor.
Reducir los homicidios no es una meta abstracta, es la diferencia entre el miedo y la tranquilidad. Y aunque todavía queda camino por recorrer, los números comienzan a contar otra historia. Una mejor.