Ambos dominicanos conectaron jonrones decisivos en duelos clave del sábado
Santo Domingo.- Rafael Devers no tardó en dejar su huella en San Francisco. Apenas seis días después de su llegada desde Boston, el antesalista dominicano se enfrentó a su exequipo y los castigó con su primer jonrón como Gigante. Fue más que un batazo: fue una declaración.
En la parte baja del quinto inning, con un hombre en base, Devers se plantó frente a Brayan Bello, también dominicano, y le cazó una recta en cuenta de 0-1. El batazo viajó al jardín izquierdo con fuerza suficiente para poner arriba a San Francisco 3-2. Así sellaron el triunfo del sábado ante los Medias Rojas en Oracle Park.
Para los Gigantes, este golpe va más allá del marcador. El jonrón de Devers valida una apuesta arriesgada: desprenderse de talento joven para adquirir a un bateador probado que, en su primer gran momento, respondió como se esperaba.
En Filadelfia, Juan Soto se apodera del protagonismo
Mientras Devers ajustaba cuentas con su exclub, Juan Soto se encargaba de liderar una remontada eléctrica en el Citizens Bank Park. Los Mets vencieron 7-4 a los Phillies con un despliegue ofensivo que tuvo en Soto su punto más alto.
El inicio fue complicado para los Mets. Filadelfia abrió fuerte con tres carreras en dos entradas, aprovechando errores defensivos y contacto oportuno. Pero en el tercero llegó la respuesta: Lindor, Nimmo y Soto conectaron tres jonrones seguidos que igualaron el marcador.
Soto no paró ahí. En su siguiente turno, volvió a sacar la pelota del parque, esta vez para poner arriba a los Mets por primera vez en la noche. Dos jonrones, tres hits, dos carreras anotadas. Una noche redonda para el jardinero dominicano.
La sexta entrada fue el punto de quiebre. Lindor conectó un doble con dos hombres en base y trajo dos más al plato. Después, un lanzamiento descontrolado y un sencillo de Realmuto cerraron la cuenta con el 7-4 definitivo.
La medida del momento: ofensiva oportuna y decisiones acertadas
En ambos juegos, el poder latino marcó la diferencia. Pero más allá del espectáculo, los jonrones de Devers y Soto son símbolos de algo más grande: jugadores que asumen su papel cuando más se necesita.
Para los Gigantes, el jonrón de Devers es una señal clara de que el cambio fue acertado. Para los Mets, la producción de Soto reafirma que tienen en sus filas a un líder ofensivo capaz de voltear partidos difíciles.
La temporada aún es larga, pero este sábado dejó algo claro: si estos dos jugadores siguen encendidos, sus equipos tienen con qué pelear.
