Víctima sobrevivió a disparo y a un intento de ahorcamiento con cable
San Pedro de Macorís. – El sistema de justicia dictó una de las condenas más severas disponibles en el país: 30 años de prisión para Melvin Reyes Rodríguez y Yensi Martínez Tiburcio, responsables del asesinato de un hombre y de torturar a otro que logró sobrevivir a una noche de terror en Juan Dolio.
El crimen ocurrió el 30 de diciembre de 2019, cuando ambos condenados raptaron primero a Andrew Reniel Jesús Aguilera Tovar, quien trabajaba en un hotel de la zona. Horas más tarde, regresaron al mismo hotel para secuestrar a su compañero, Luis Miguel Santana. Lo llevaron a un vertedero, donde le mostraron el cadáver de Aguilera y, sin mediar muchas palabras, Reyes Rodríguez le disparó en el hombro izquierdo. La bala atravesó el cuello, pero Santana sobrevivió.
Sin balas y aún con intenciones de matarlo, Reyes intentó ahorcarlo con un cable de teléfono dentro de una jeepeta en Santo Domingo. El cable se rompió. Al ver que tampoco podía acabar con él, optó por otra forma de amenaza: llevó a Santana al hotel, recogió a Martínez Tiburcio y lo trasladaron a una zona montañosa, donde lo golpearon brutalmente.
Solo después de suplicas y promesas de silencio, Reyes aceptó perdonarle la vida. A cambio, exigió que Santana lo llevara a casa de su madre, como una especie de garantía de que no lo denunciaría.
De regreso al hotel, Reyes se negó a llevar a Santana al hospital y en su lugar intentó curarle las heridas por su cuenta. En ese descuido, mientras Martínez Tiburcio lavaba el vehículo y Reyes dormía, Santana logró escapar y dar parte a las autoridades.
Gracias a su testimonio, el Ministerio Público –representado por las fiscales Katherine Vallejo Herrera y Antonia Idalia Jiménez Esteves– construyó un caso sólido, demostrando ante el tribunal los delitos de asesinato, tentativa de homicidio y tortura.
Los jueces Juan de la Cruz Rijo Guillamo, Bethania del Carmen Conce Polanco y Katherine Santana Mejía del tribunal colegiado de San Pedro de Macorís dictaron la sentencia. Ambos cumplirán los 30 años en el Centro de Corrección y Rehabilitación CCR-11 de esa provincia.
El fallo cierra un capítulo oscuro y manda un mensaje claro: los actos de violencia extrema no quedarán impunes.