Clama por medidas urgentes ante crisis de la deuda que amenaza el desarrollo de 54 países
Una llamada contundente a reformar el sistema financiero mundial ha sido lanzada por una comisión de 30 destacados economistas, convocada por el Vaticano con motivo del Año Jubilar 2025. En el documento titulado “Informe Jubilar: Una hoja de ruta para abordar las crisis de deuda y desarrollo”, se plantea que el actual sistema de deuda está quebrado, y que se necesita una transformación estructural para colocar las personas en el centro de la economía global.
El informe, elaborado bajo la iniciativa del fallecido papa Francisco y presentado este viernes, sostiene que la arquitectura financiera global está al servicio de los mercados, no de los pueblos. Así lo afirmó el economista estadounidense Joseph Stiglitz, Nobel de Economía 2001 y coautor del documento:
"El sistema actual amenaza con condenar a naciones enteras a una década perdida, o algo peor. Ha llegado el momento de actuar con responsabilidad".
Deuda impagable e intereses que asfixian al sur global
Las cifras son alarmantes: según el Banco Mundial y la UNCTAD, la deuda externa mundial alcanzó los 97 billones de dólares en 2023, de los cuales 11,4 billones corresponden a países en desarrollo. Estos países deben destinar el 99 % de sus ingresos por exportaciones únicamente al servicio de la deuda (capital e intereses), lo que supera con creces el gasto en salud y educación.
El informe denuncia que 54 países en desarrollo dedican ya más del 10 % de sus ingresos fiscales solo al pago de intereses. En muchos de ellos, la carga de intereses se ha duplicado en la última década, desviando recursos esenciales para sanidad, alimentos, educación e infraestructura climática. Según la UNCTAD, este panorama compromete la estabilidad y equidad a escala global.
Propuestas para un nuevo contrato económico global
Entre las recomendaciones clave del informe, destacan:
- Reestructuración efectiva de la deuda: se proponen reformas en instituciones multilaterales y marcos legales en jurisdicciones como Nueva York y Reino Unido, que concentran a los principales acreedores.
- Fin de los rescates a acreedores privados: organismos como el FMI deben cambiar sus políticas, evitar el rescate de bancos y fondos de inversión, y rechazar recetas de austeridad destructiva.
- Reforzar las políticas internas: los países del sur deben controlar los flujos de capital, crear entornos estables para inversión a largo plazo, e impulsar una transformación productiva con mayor transparencia y respaldo social.
- Reimaginar las finanzas globales: se plantea una reconfiguración del sistema de financiación internacional, con instrumentos diseñados para el crecimiento inclusivo, sostenible y equitativo.
El informe será presentado en tres grandes escenarios internacionales: la 4.ª Conferencia sobre Financiación para el Desarrollo en Sevilla (30 de junio – 3 de julio), la Asamblea General de la ONU en septiembre y la cumbre del G20 en Sudáfrica en noviembre.
El economista argentino Martín Guzmán, exministro de Economía y también coautor del informe, subrayó:
“El llamamiento del papa Francisco fue un acto moral de liderazgo oportuno. Si no se actúa ahora, aumentará la desigualdad y la inestabilidad mundial”.
Por su parte, el actual papa León XIV, sucesor de Francisco, reiteró en su homilía inaugural en mayo:
“Seguimos viendo demasiadas heridas abiertas por un modelo económico que margina a los más pobres y explota la Tierra. Es hora de una nueva economía de la solidaridad”.
Con este informe, el Vaticano se suma con fuerza al debate global sobre una economía post-deuda, reafirmando que el bien común y la justicia financiera deben convertirse en prioridades morales y políticas urgentes del siglo XXI.
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