Un vínculo geológico conecta oxígeno y magnetismo global: campo magnético terrestre influye en vida superficial
Un latido oculto en las entrañas del planeta podría estar marcando el ritmo del oxígeno que respiramos. Así lo sugiere un nuevo estudio liderado por científicos de la NASA, que revela una sorprendente correlación entre las fluctuaciones del campo magnético terrestre y los niveles de oxígeno atmosférico durante los últimos 540 millones de años.
Este hallazgo, publicado en la revista Science Advances, que recoge Europa Press, abre una nueva vía para comprender cómo los procesos geológicos profundos pueden estar íntimamente ligados a la habitabilidad del planeta.
Según los autores, el campo magnético de la Tierra, generado por el flujo de material en su núcleo fundido, ha experimentado variaciones significativas a lo largo del tiempo, y esas fluctuaciones parecen coincidir con los cambios en la concentración de oxígeno en la atmósfera.
"Estos dos conjuntos de datos son muy similares", afirmó Weijia Kuang, geofísico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA. “La Tierra es el único planeta conocido que alberga vida compleja, y estas correlaciones podrían ayudarnos a entender cómo evoluciona esa vida y cómo se conecta con los procesos internos del planeta”.
Los científicos analizaron registros magnéticos almacenados en minerales antiguos —que conservan la orientación del campo magnético en el momento de su formación— y los compararon con estimaciones del oxígeno atmosférico deducidas del contenido químico de rocas igualmente antiguas.
El resultado: una danza sincronizada de altibajos en ambos registros, desde la explosión cámbrica —cuando surgieron formas de vida complejas— hasta nuestros días.
¿Una causa común bajo los pies?
Para Benjamin Mills, biogeoquímico de la Universidad de Leeds y coautor del estudio, esta correlación apunta a un posible origen compartido. “Es posible que tanto el campo magnético como el oxígeno respondan a un mismo proceso profundo, como el movimiento de los continentes”, sugirió.
El equipo planea ampliar su análisis a periodos aún más antiguos y a otros elementos esenciales para la vida, como el nitrógeno, con el fin de comprobar si estos patrones se replican.
Mientras tanto, la gran pregunta sigue abierta: ¿cómo se conectan exactamente las profundidades de la Tierra con la vida en su superficie?
“Queda mucho trabajo por hacer para determinarlo”, concluyó Ravi Kopparapu, otro de los investigadores de la NASA involucrados en el estudio.
Lo cierto es que, gracias a este hallazgo, el campo magnético terrestre deja de ser un simple escudo invisible para convertirse en un posible marcapasos planetario, fundamental para mantener la atmósfera respirable y la vida en movimiento.