Organizaciones advierten que la libertad de prensa vive su momento más crítico
Santo Domingo.- La libertad de prensa en El Salvador atraviesa una de sus etapas más sombrías desde el fin de la guerra civil. Así lo denuncian organizaciones internacionales y la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), que alertan sobre una creciente ola de persecución, intimidación y autocensura que ha obligado al exilio a más de 40 periodistas en los últimos meses.
La cifra, confirmada por la APES, no es solo una estadística. Detrás de cada caso hay historias de amenazas, vigilancia ilegal y miedo constante. Quienes han tenido que huir han sido, en su mayoría, reporteros que investigaron temas sensibles como corrupción, abuso de poder y violaciones a los derechos humanos. Muchos pertenecen a medios independientes, como el reconocido El Faro, que en los últimos años ha sido blanco de ataques públicos y legales por parte del gobierno.
Lo más alarmante, según reportes, es que esta presión no se limita a los periodistas. También alcanza a sus familias, que viven bajo un clima de temor permanente. Algunas organizaciones han recibido reportes de supuestas listas de vigilancia que incluyen nombres de comunicadores y defensores de derechos humanos. Hasta el momento, el gobierno del presidente Nayib Bukele no ha ofrecido una explicación ni ha negado la existencia de tales listas.
Este contexto represivo ha encontrado un nuevo punto crítico con la aprobación de la controvertida Ley de Agentes Extranjeros, que impone fuertes restricciones a organizaciones y medios que reciban fondos del extranjero. Aunque oficialmente se presenta como un mecanismo de control financiero, críticos advierten que puede usarse como herramienta para desmantelar medios incómodos o desacreditar la labor de ONGs y periodistas independientes.
“La situación es grave y no parece tener freno”, afirma un observador internacional que recientemente visitó el país en una misión para evaluar las condiciones de libertad de expresión. “Estamos viendo un patrón que recuerda a los momentos más autoritarios de la historia reciente de América Latina”, advirtió.
La comunidad internacional ha comenzado a alzar la voz. Diversas entidades han exigido al gobierno salvadoreño garantías para que los periodistas puedan ejercer su trabajo sin miedo a represalias, así como el cese inmediato de toda forma de persecución o vigilancia ilegal. También se ha pedido que el Estado garantice el regreso seguro de quienes se han visto obligados a salir del país.
El deterioro acelerado de la situación no solo afecta a los medios de comunicación: erosiona los cimientos democráticos del país y atenta contra el derecho de la ciudadanía a estar informada. La libertad de prensa, recuerdan las organizaciones firmantes, es un pilar fundamental de cualquier sociedad libre. Ignorar su fragilidad, advierten, puede tener consecuencias irreversibles.
En tanto, las miradas internacionales seguirán puestas en El Salvador, esperando una rectificación antes de que el daño sea aún mayor.