Una política monetaria más flexible gana terreno pero la presión de Trump crece antes del relevo clave
En un clima de creciente tensión política y económica, la Reserva Federal de Estados Unidos optó por mantener estables las tasas de interés, desoyendo las fuertes presiones del expresidente Donald Trump, quien exige recortes inmediatos para amortiguar los efectos inflacionarios derivados de sus propios aranceles.
Sin embargo, más allá de la decisión presente, los mercados financieros ya miran hacia el futuro: ¿quién tomará el timón de la Fed tras Jerome Powell?
El prestigioso grupo financiero deVere Group respaldó la decisión de la Fed, señalando que un recorte prematuro habría sido contraproducente. “Trump quiere una rebaja total de los tipos para corregir su propio daño económico”, señaló Nigel Green, CEO de la firma. “Pero si la Fed cede a esa presión, los mercados lo verán como una sumisión política y los costos del capital podrían subir, no bajar”.
Los últimos datos de inflación muestran una leve desaceleración —2,4% general y 2,8% subyacente en mayo—, pero no lo suficiente como para justificar un giro de política monetaria. Mientras tanto, el consumo se mantiene sólido, los salarios siguen creciendo y la inflación en los servicios permanece terca, lo que lleva a la Fed a mantener la calma.
Pero la política no da tregua. En una rueda de prensa improvisada desde la Casa Blanca, Trump atacó duramente a Powell, calificándolo de “no inteligente” y responsabilizándolo por no abaratar el endeudamiento nacional. Fue un nuevo episodio en la escalada retórica del expresidente, que además anunció una batería de nuevos aranceles, bajo la narrativa de un “Día de la Liberación” económica.
El relevo en la fed desata apuestas especulativas
La tensión no solo es verbal: el mercado de bonos lo refleja con fuerza. El diferencial entre los bonos del Tesoro a 2 y 30 años alcanzó su mayor nivel desde 2022, lo que indica desconfianza en la estabilidad a largo plazo. “Si la Fed da señales de que cede ante presiones políticas, su credibilidad se erosiona”, advirtió Green.
Con el mandato de Jerome Powell próximo a finalizar en mayo, los inversores comienzan a descontar un escenario en el que un aliado de Trump pueda asumir el liderazgo del banco central, inclinándose por una política de tasas bajas. Eso ha llevado a los operadores a apostar de forma récord por recortes desde mediados de 2025, según informes del propio deVere.
Este posible cambio genera incertidumbre global: desde el riesgo de volatilidad en el mercado de bonos hasta una eventual pérdida de confianza en los activos denominados en dólares. “Lo que viene podría no depender de los datos económicos, sino de quién está al mando de la Fed”, sentenció Green.
En ese contexto, los asesores financieros instan a los inversionistas a construir carteras basadas en activos resistentes, con poder de fijación de precios, presencia internacional y poca exposición al alza de tasas reales. Porque, en medio del ruido político, la prudencia financiera se vuelve la mejor defensa.
La decisión de la Fed fue técnica, pero la batalla ahora es política. Lo que venga después podría reconfigurar no solo la política monetaria de Estados Unidos, sino el equilibrio de los mercados globales.
