The Nature Conservancy llama a colaboración urgente para lograr metas 30×30
SANTO DOMINGO — El Caribe no tiene tiempo que perder. Con sus ecosistemas bajo presión constante y la economía fuertemente ligada al clima, República Dominicana se posiciona como uno de los actores clave en la región en materia de conservación. Así quedó claro durante la Cumbre de Conservación organizada por The Nature Conservancy (TNC), celebrada el pasado 11 de junio en la capital dominicana.
El evento, titulado “Financiando un futuro positivo para la naturaleza en República Dominicana”, sirvió como espacio para analizar los avances, retos y oportunidades del país en materia de protección ambiental, justo cuando TNC celebra 30 años de presencia en el país.
Durante el encuentro, que reunió a representantes de gobierno, sector privado y organizaciones no gubernamentales, hubo un mensaje que se repitió en cada intervención: nadie puede enfrentar esta crisis solo. “Nuestros tesoros naturales están bajo una presión tremenda y necesitan protección urgente”, afirmó la embajadora alemana Maike Friedrichsen. Su país, recordó, apoya más de 20 proyectos regionales, entre ellos CoralCarib, enfocado en la restauración de arrecifes.
La República Dominicana ya ha protegido más del 30% de sus aguas y el 25.6% de sus tierras, cifras que la colocan en camino de cumplir con el compromiso 30×30 — proteger el 30% del territorio marino y terrestre para el año 2030. Pero los ponentes dejaron claro que la meta no se logrará sin alianzas sólidas.
Uno de los llamados más enfáticos vino del empresario Frank Rainieri, presidente del Grupo Punta Cana. Compartió su experiencia enfrentando problemas ambientales en la zona turística que ayudó a desarrollar. “Con sentido común se pueden lograr muchas cosas. Nadie alcanza las metas solo. O participamos todos, o pagamos un precio muy alto”, advirtió.
Desde el gobierno, el viceministro de Recursos Forestales, José Elías González, presentó cifras que muestran avances significativos: del 12% de cobertura forestal en los años 80, el país pasó a más del 44% en la actualidad. “Pero necesitamos más empresas involucradas. El cambio climático amenaza turismo, agricultura y medios de vida. Actuar ya es una necesidad, no una opción”, afirmó.
Uno de los momentos más técnicos de la jornada fue la intervención de Jeff Parrish, director global de Protección de la Naturaleza en TNC. Su presentación sobre mecanismos de financiamiento dejó claro que hay herramientas para asegurar fondos a largo plazo: desde el enfoque Enduring Earth hasta el modelo Project Finance for Permanence (PFP) y los bonos de la naturaleza. Su mensaje fue directo: “Todos los negocios dependen de un medio ambiente saludable. La colaboración radical no es una utopía, es una urgencia”.
El evento también contó con un panel dedicado al rol del sector privado. Ejecutivos del sector bancario, turístico, energético y ambiental coincidieron en que invertir en naturaleza ya no es filantropía, sino estrategia. “Estamos invirtiendo en la estabilidad de nuestras comunidades”, dijo Rosa Margarita Bonetti de Santana, presidenta de la Fundación Propagas. “La naturaleza nos ha dado mucho; es hora de retribuir”.
La cumbre cerró con una idea clara: la conservación no es tarea de un solo actor. Requiere responsabilidad compartida y acción sostenida. Y aunque los desafíos son enormes, la voluntad está creciendo.
TNC, con tres décadas de trabajo en el país, apuesta a seguir conectando ciencia, financiamiento y colaboración. Porque si algo quedó claro en Santo Domingo, es que el futuro del Caribe se juega hoy, y se juega en equipo.
