Beijing responde a planes de reemplazo de torres Huawei con crítica directa
China lanzó este lunes un mensaje directo a Estados Unidos tras conocerse que la embajada estadounidense en Panamá anunció la instalación de siete torres de comunicación con tecnología norteamericana, en sustitución de equipos de Huawei. El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Guo Jiakun, no dejó espacio a interpretaciones: acusó a Washington de intervenir en decisiones soberanas de Panamá y de usar la tecnología como excusa para jugar sucio en el tablero geopolítico.
La respuesta de Guo llegó durante una conferencia de prensa regular, después de que el presidente panameño, José Raúl Mulino, instara públicamente a la embajada estadounidense a no opinar sobre decisiones que competen solo al gobierno panameño. El gesto de Mulino fue inusual y dejó entrever tensiones crecientes entre Ciudad de Panamá y Washington.
Beijing no tardó en respaldar esa posición. “China siempre ha apoyado a los países de América Latina y el Caribe, incluido Panamá, en la defensa de su independencia y autonomía”, dijo Guo. También criticó lo que describió como una campaña de vigilancia y ciberataques prolongada por parte de EE. UU. en la región, que —según él— ha provocado inseguridad y desconfianza en todo el hemisferio occidental.
Para China, este nuevo capítulo no es solo sobre torres 5G o marcas tecnológicas. Se trata de algo más profundo: la lucha por influir en una región históricamente dominada por la influencia estadounidense. Guo insistió en que su país no está en busca de "esferas de influencia" ni pretende forzar a ningún gobierno a tomar partido. “Nunca coaccionamos a nadie”, afirmó. A su juicio, la cooperación de China con América Latina se basa en “respeto mutuo, igualdad y beneficios compartidos”.
La crítica de Beijing a Washington fue más allá del caso panameño. Guo exigió que Estados Unidos deje de politizar asuntos tecnológicos y comerciales, y que cese sus intentos de frenar los vínculos entre países latinoamericanos y China. En palabras más duras: que deje de comportarse como dueño del vecindario.
La defensa china de su presencia en América Latina no es nueva, pero esta vez se produce en un contexto sensible. Con la llegada de nuevas administraciones en varios países de la región y la creciente competencia por redes de telecomunicaciones, los equilibrios se mueven. Y con ellos, las tensiones.
China lo sabe y se muestra dispuesta a jugar fuerte, pero sin renunciar a su narrativa diplomática: “No queremos guerra fría, queremos cooperación”. Estados Unidos, en cambio, parece seguir apostando por la contención de rivales estratégicos como Huawei, aunque eso implique incomodar a gobiernos aliados.
El caso de Panamá, con un presidente que le pide públicamente mesura a Washington y un socio chino que lo defiende con vehemencia, deja claro que los márgenes de maniobra se están estrechando. La región observa y toma nota.