EE.UU. reposiciona destructores y evalúa opciones tras bombardeos israelíes
Israel lanzó un ataque directo sobre territorio iraní durante la madrugada del viernes, una ofensiva quirúrgica que alcanzó objetivos clave en Teherán y otras ciudades. El impacto fue inmediato: entre los muertos hay altos mandos militares iraníes y figuras vinculadas al programa nuclear. La respuesta desde Teherán no tardó. El nuevo presidente, Masoud Pezeshkian, habló de un castigo “poderoso y legítimo” que hará que Israel “se arrepienta”.
La escalada, sin sorpresas, arrastra a otros actores. Washington ha comenzado a mover piezas. Según fuentes citadas por Associated Press, la Armada estadounidense ordenó al destructor USS Thomas Hudner dirigirse al Mediterráneo oriental. Otro buque en la zona recibió instrucciones similares. Aunque el Pentágono evita hablar de intervención directa, deja claro que la maniobra busca posicionar a sus fuerzas en caso de que la Casa Blanca decida actuar.
En paralelo, altos funcionarios de seguridad nacional se han reunido en la Casa Blanca. La administración Biden —erróneamente citada como Trump en algunos cables— está evaluando sus opciones mientras monitorea minuto a minuto los movimientos en la región.
El Ejército israelí confirmó que la operación —bautizada como “León Naciente”— continúa. En un mensaje en redes, afirmó estar “atacando objetivos en territorio iraní” y difundió imágenes de bombardeos sin precisar coordenadas. Irán, por su parte, denunció los ataques como una violación del derecho internacional y los calificó de “crímenes” contra civiles. En el comunicado oficial, el presidente Pezeshkian señaló que entre las víctimas hay mujeres, niños y científicos, y acusó al gobierno israelí de actuar de forma “criminal e ilegítima”.
Entre los muertos figuran nombres de peso dentro del aparato militar iraní: Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor; Hossein Salami, comandante de los Guardianes de la Revolución; Gholam-Ali Rashid, al frente del Cuartel General Central Khatam al-Anbiya, y Amir Ali Hajizadeh, figura clave del programa aeroespacial iraní. La magnitud de las pérdidas supone un golpe estratégico para Teherán.
El líder supremo, Ali Khamenei, fue contundente: Israel “pagará” por lo que llamó un acto de agresión sin precedentes. Mientras tanto, la población iraní intenta mantener cierta normalidad. El gobierno prometió garantizar los servicios básicos y contener el impacto interno de los ataques.
Aunque no se han reportado víctimas en algunos objetivos —como la base aérea de Nojeh en la provincia de Hamadán—, el mensaje israelí es claro: sus operaciones seguirán. Es una nueva fase en un conflicto que, hasta ahora, se había mantenido más en las sombras, con guerras indirectas, ciberataques y operaciones encubiertas.
Hoy, el juego cambió. Con misiles cayendo sobre ciudades y líderes militares muertos, el riesgo de una guerra abierta crece. Estados Unidos no lo dice abiertamente, pero sus buques ya están en movimiento. Medio Oriente, otra vez, se convierte en el centro del tablero geopolítico mundial.