Tel Aviv y Ramat Gan, entre las zonas más afectadas por el ataque iraní
Israel vivió este viernes uno de los días más tensos en su historia reciente. Cerca de 100 misiles lanzados desde Irán impactaron distintos puntos del país, dejando una mujer muerta y 63 heridos, entre ellos un hombre en estado grave. La ofensiva, que incluyó también drones, fue una respuesta directa a los ataques israelíes sobre instalaciones militares y nucleares iraníes, incluidos sitios clave como la planta de Fordo, en Qom.
Las imágenes de los destrozos se multiplicaron rápidamente en redes sociales, mientras las sirenas antiaéreas sonaban sin pausa en varias ciudades. A pesar del despliegue del sistema Cúpula de Hierro, varios misiles lograron atravesar la defensa y causaron daños considerables.
El ataque fue confirmado por la Guardia Revolucionaria de Irán, que lo bautizó como “Verdadera Promesa III”, en referencia a la operación israelí “León Naciente”, llevada a cabo apenas unas horas antes. En esa ofensiva, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) bombardearon infraestructura militar iraní en Hamadán, Tabriz e incluso una planta nuclear en Isfahán.
Inicialmente, las autoridades israelíes pidieron a la población permanecer en refugios, aunque más tarde levantaron la recomendación tras evaluar que el ataque había terminado. Sin embargo, durante la madrugada volvieron a sonar alertas por la posible presencia de drones iraníes en el espacio aéreo israelí. También se registraron nuevos lanzamientos esporádicos.
La situación escaló con rapidez y puso a prueba los nervios del gobierno israelí, que decidió restringir la difusión de imágenes de los sitios alcanzados, argumentando que Irán podría usarlas para afinar futuros ataques. El miedo a una segunda ola mantuvo al país en vilo durante toda la noche.
Desde Teherán, el líder supremo Ali Jamenei advirtió que no habrá respuestas “a medias”. El canciller iraní rechazó los llamados internacionales a la moderación, mientras en Moscú, Vladímir Putin condenaba los bombardeos israelíes. Francia, en cambio, respaldó a Israel, aunque dejó claro que no será un apoyo incondicional.
La comunidad internacional observa con preocupación esta escalada sin precedentes entre dos potencias enfrentadas desde hace años. El riesgo de un conflicto regional más amplio ya no parece una amenaza lejana, sino un escenario cada vez más posible.