Celebran debate con enfoque científico y técnico para desmontar mitos y defender uso responsable del plástico
SANTO DOMINGO, R.D. — El sector del plástico en República Dominicana está conformado por más de 470 empresas, generando 42,000 empleos y ventas anuales superiores a RD$59 mil millones, con exportaciones que superan los US$700 millones
Asi lo informo José María Munné, director ejecutivo de la Asociación Dominicana de la Industria del Plástico (ADIPLAST) en el conversatorio “Rompiendo mitos sobre el plástico”, con el objetivo de educar sobre el valor sostenible de los envases y empaques plásticos, fundamentales para garantizar la inocuidad alimentaria y reducir el desperdicio.
El evento se llevó a cabo en la sede de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) en un intento por romper los prejuicios y ofrecer datos basados en evidencia científica
Allí se reunieron empresas líderes del sector como Plastifar, Termopac, Termoenvases y Andosa, junto al reconocido especialista colombiano Cristian Halaby Fernández, presidente de la Cámara Ambiental del Plástico de Colombia. La moderación estuvo a cargo de la consultora Circe Almánzar.
Destacó que Munné subrayó el papel del plástico como eje en sectores clave como la agroindustria, la construcción, la farmacéutica y las zonas francas. “Estamos comprometidos con una transición sostenible”, aseguró, y propuso modelos colaborativos con políticas claras que prioricen la biodegradación certificada y la educación ambiental antes que la prohibición.
Espuma de poliestireno no afecta salud humana
En su exposición, Cristian Halaby desmontó varios mitos comunes: afirmó que no existe ningún estudio científico que vincule el uso del poliestireno expandido (espuma) con efectos nocivos para la salud, y enfatizó que es reciclable y puede desarrollarse con aditivos biodegradables.
“No es el material, es lo que hacemos con él”, sentenció el experto. Para Halaby, el plástico bien gestionado no es un problema, sino parte de la solución, especialmente si se inserta dentro de una economía circular. Propuso las “9R” como hoja de ruta: rediseñar, reducir, reutilizar, reciclar, renovar, recuperar, reparar, remanufacturar y repensar.
Halaby también defendió el uso de empaques en la conservación de alimentos: “El desperdicio alimentario genera el 8% de los gases de efecto invernadero. Preservar los alimentos mediante envases adecuados reduce ese impacto”, explicó, mientras repasaba los principales tipos de plásticos y sus aplicaciones (PET, PEAD, PVC, PP, PS).
Uno de los puntos centrales del encuentro fue el acuerdo BIOPACTO, inicialmente firmado por Plastifar y Termopac, al que ahora se integran Termoenvases y Andosa.
La alianza promueve tecnología que acelera la biodegradación del plástico, optimiza la recolección de residuos de espuma, reduce el impacto ambiental y fomenta el reciclaje.
Complementando esta estrategia, el programa NUVI FOAM ya cuenta con rutas de recolección diferenciadas, centros de acopio, campañas comunitarias y alianzas con gobiernos locales y recicladores.
ADIPLAST reiteró que la industria no se opone al cambio, pero sí exige un marco legal justo, que reconozca avances en biodegradabilidad, brinde apoyo institucional y permita una transición ordenada y sin exclusiones sociales. El plástico, argumentan, no es el enemigo, sino un recurso que bien regulado puede convertirse en aliado de la sostenibilidad.