La OIM alerta sobre condiciones insostenibles y pide apoyo urgente
Santo Domingo, 11 de junio de 2025 – La violencia de las bandas armadas en Haití ha generado una crisis sin precedentes: más de 1.3 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares, según datos recientes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Esta es la cifra más alta registrada en la historia del país.
El aumento, de un 24% desde diciembre de 2024, refleja la intensificación del conflicto en regiones clave como Artibonite, la Meseta Central y el norte del país. Solo en estos primeros seis meses de 2025, los sitios de refugio improvisado pasaron de 142 a 246, y el número sigue creciendo.
La directora general de la OIM, Amy Pope, que recoge la agencia AlterPresse, calificó la situación como “de sufrimiento inconmensurable”, especialmente para niños, madres y personas mayores, que muchas veces han tenido que abandonar sus hogares más de una vez. La mayoría vive ahora en condiciones precarias, sin acceso a agua potable, atención médica o educación.
En la Meseta Central, los desplazados pasaron de 68,000 a más de 147,000 en cuestión de meses, impulsados por los ataques en comunidades como Mirebalais y Saut-d’Eau desde finales de marzo. En Artibonite, donde la violencia de bandas en zonas como Petite Rivière ha sido particularmente agresiva, el número ya supera los 92,000.
El extremo norte también ha visto un aumento alarmante, con un crecimiento del 80% en el número de personas obligadas a huir.
Muchos de los desplazados se refugian en casas de familiares o en campamentos improvisados, en condiciones insalubres y sin garantía de seguridad. Aproximadamente el 83% de las personas desplazadas en la Meseta Central están siendo acogidas por otras familias, lo que ha generado presión adicional sobre comunidades ya vulnerables.
La OIM ha hecho un llamado urgente a la comunidad internacional para aumentar el apoyo humanitario y financiero. Sin recursos inmediatos, advierte, millones de personas seguirán expuestas a condiciones extremas y sin salida clara.
Pero la agencia también advierte que la ayuda humanitaria no basta. Se necesitan soluciones a largo plazo: atacar las causas profundas del desplazamiento, mejorar el acceso a servicios esenciales y ofrecer opciones reales a los jóvenes para alejarse de las redes criminales.
“La estabilidad no llegará solo con asistencia. Necesitamos romper el ciclo de violencia con respuestas estructurales y sostenidas”, insistió Pope.
La situación en Haití sigue empeorando y exige atención global, no solo como crisis humanitaria, sino como llamado urgente a soluciones reales frente a un país al borde del colapso.