Las detenciones ocurrieron en operativos en Santa María y Aminilla
Montecristi. En medio de los constantes operativos de vigilancia que mantiene el Ejército de República Dominicana (ERD) en la franja fronteriza del norte, fueron detenidos 35 ciudadanos haitianos que se encontraban en el país sin documentos. Las detenciones ocurrieron en dos acciones distintas llevadas a cabo en comunidades de las provincias Montecristi y Dajabón.
La primera intervención tuvo lugar en la comunidad Santa María, perteneciente a Montecristi, donde una patrulla militar interceptó a un grupo de 26 personas de nacionalidad haitiana. Entre ellos, se encontraban 20 hombres, 4 mujeres y 2 menores de edad. Todos fueron trasladados a la Fortaleza San Fernando, ubicada en el mismo municipio, desde donde se coordina su entrega a las autoridades migratorias.
El segundo operativo fue realizado en la comunidad de Aminilla, Dajabón. En esta ocasión, una patrulla del ERD detuvo a 9 personas más—7 hombres y 2 mujeres—que intentaban evadir la vigilancia de la zona. De acuerdo con el informe militar, estas personas también se encontraban en condición migratoria irregular.
Ambos grupos fueron puestos a disposición de la Dirección General de Migración, institución encargada de llevar a cabo el proceso de repatriación correspondiente. La presencia constante de patrullas del Ejército en estas provincias responde a la política de control fronterizo implementada por las autoridades dominicanas, en medio del aumento sostenido del flujo migratorio desde Haití.
Estas detenciones no son casos aislados. En lo que va de año, se han intensificado los operativos a lo largo de toda la frontera, especialmente en puntos considerados vulnerables por las autoridades. El desplazamiento de ciudadanos haitianos hacia República Dominicana, muchas veces a pie y por caminos improvisados, sigue siendo un fenómeno constante debido a la crisis económica, política y social que atraviesa Haití.
La situación en la frontera norte obliga al país a mantener una vigilancia reforzada para contener el ingreso irregular, lo que genera una dinámica tensa pero habitual entre ambos lados de la isla. Mientras tanto, los organismos castrenses y de migración continúan trabajando de manera conjunta para aplicar las leyes migratorias y garantizar el control territorial.