El Índice de Complejidad Económica revela profundas diferencias estructurales
Santo Domingo. – Aunque los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) para 2023 muestran que Costa Rica y República Dominicana tienen un PIB per cápita en PPA casi idéntico —25,433 dólares y 24,645 dólares respectivamente—, la historia real de sus economías revela diferencias más profundas que no se miden únicamente en dólares.
Así lo ha dejado claro el economista Juan Temístocles Montás, al comparar el desempeño de ambos países a través del Índice de Complejidad Económica (ICE), una herramienta desarrollada por los economistas Ricardo Hausmann y César Hidalgo que mide el nivel de sofisticación del aparato productivo nacional.
El ICE va más allá de las cifras tradicionales al enfocarse en qué tan diversos y complejos son los productos que exporta un país, precisa Montas en su artículo en el periodico hoy.
Y ahí es donde se separan los caminos.
Exportaciones sofisticadas impulsan el ascenso tecnológico de Costa Rica
Según el ICE 2023, Costa Rica ocupa el puesto 48 entre 132 economías, con un índice de 0.34, mientras que República Dominicana figura en la posición 62, con apenas 0.04. ¿La razón? El tipo de productos que cada país exporta y el conocimiento que requieren.
Costa Rica ha logrado estructurar un modelo exportador basado en tecnología médica, circuitos integrados y aparatos ortopédicos, que representaron más del 50% de sus exportaciones. República Dominicana, en cambio, sigue atada a productos de baja y mediana complejidad, como oro, tabaco y textiles, aunque con un modesto 23% en productos tecnológicos.
Este éxito costarricense no es casual, reflexiona Montas. Grandes multinacionales como Intel, Boston Scientific, Pfizer y Equifax han instalado operaciones en su territorio, creando encadenamientos productivos y transferencia de conocimiento.
En la República Dominicana, aunque existe inversión extranjera directa (IED), esta se ha concentrado en sectores tradicionales, como el turismo y las zonas francas, sin generar un efecto multiplicador en el tejido productivo nacional.
Educación e innovación: las claves de un modelo sostenible
El dirigente del PLD indica que una de las claves del éxito costarricense está en su fuerte apuesta por la educación y la innovación. Invierten más del 6% del PIB en educación, han creado un sistema público universitario sólido y promueven activamente la formación técnica. El resultado: una fuerza laboral bilingüe y tecnificada, preparada para insertarse en sectores complejos y de alta productividad.
En contraste, continúa el economista, República Dominicana muestra rezagos persistentes en calidad educativa, bajos resultados en pruebas internacionales y una débil vinculación entre la educación técnica y las demandas del mercado laboral. La falta de talento especializado se convierte así en un freno para avanzar hacia una economía más compleja.
Lo mismo ocurre en el campo de la innovación. Costa Rica destina el 0.34% del PIB a investigación y desarrollo (I+D), lo que le ha permitido desarrollar centros tecnológicos y establecer vínculos activos entre universidades y empresas.
En República Dominicana, la inversión en I+D es insignificante (entre 0.01% y 0.03% del PIB), y el ecosistema de innovación es aún incipiente y desarticulado.
A eso se suma que Costa Rica ha mantenido una política industrial coherente y sostenida, basada en sostenibilidad, innovación y especialización, mientras que República Dominicana sigue sin contar con una estrategia industrial y tecnológica integral que articule sus esfuerzos.
Cerrar la brecha requiere decisión, visión y cohesión institucional
En síntesis, Costa Rica supera a República Dominicana en el Índice de Complejidad Económica porque ha invertido en exportaciones sofisticadas, educación técnica, innovación y una política industrial coherente. Ha desarrollado instituciones que sirven de soporte al aparato productivo y ha sabido aprovechar la IED para elevar el valor agregado de su economía.
Cerrar esa brecha no es imposible, sostiene el destacado político, pero requiere una estrategia nacional seria, centrada en la diversificación exportadora, el fortalecimiento del talento técnico, la promoción de la innovación y una mayor cohesión institucional.
No se trata solo de alcanzar el mismo PIB per cápita. Se trata de cómo se genera ese ingreso, con qué base productiva, con qué capital humano, y con qué visión de desarrollo. Y en eso, hoy por hoy, Costa Rica va por delante.
